
La final de la Ryder Cup en Estados Unidos concluyó no solo con una intensa competencia deportiva, sino también con una serie de incidentes desagradables relacionados con el comportamiento del público. Tras la victoria del equipo europeo sobre el combinado estadounidense por un margen mínimo, la atención se centró en un episodio que involucró a la esposa de uno de los líderes europeos.
Durante la competición en el campo Bethpage Black, sede del torneo, Erica Stoll, esposa de Rory McIlroy, se vio envuelta en un escándalo. En medio de un ambiente tenso, un espectador le lanzó una lata de cerveza. Según testigos, la mujer no resultó herida, pero sufrió un gran estrés por la situación. McIlroy señaló que su esposa mantuvo la calma y la compostura a pesar de la presión y los insultos de parte de los aficionados estadounidenses.
A lo largo de todo el torneo, el deportista y su familia fueron objeto de gritos agresivos y canciones ofensivas, dirigidas tanto contra el golfista como hacia sus allegados. En particular, McIlroy recibió insultos y su esposa fue rociada con bebidas. Según medios británicos, Erica no pudo contener las emociones después de una serie de incidentes similares.
Los organizadores reforzaron las medidas de seguridad: en el campo se desplegaron guías caninos con perros, patrullando tanto las zonas de juego como las calles aledañas. McIlroy se mostró sorprendido por la severidad de estas acciones, aunque reconoció que la situación en las gradas requería intervención de las autoridades.
La victoria del equipo europeo estuvo acompañada de intensas celebraciones en el vestuario. McIlroy, junto a sus compañeros, grabó un video con el trofeo, dirigiéndose a personalidades conocidas, incluido el expresidente de EE.UU., Donald Trump, quien no pasó desapercibido y felicitó a los ganadores.
Otro episodio destacado fue la salida de la comediante Heather McMahan, invitada para animar el inicio del torneo. Tras un intento fallido de entusiasmar al público y los posteriores abucheos, abandonó el escenario. Más tarde, en Internet apareció un mensaje de audio donde McMahan hablaba de McIlroy en términos poco halagadores, y algunos aficionados comenzaron a repetir esas frases ofensivas.
Los escándalos en la Ryder Cup reavivaron el debate sobre los límites del comportamiento de los espectadores en grandes eventos deportivos y la necesidad de proteger a los participantes y sus familias de posibles agresiones.






