
El fenómeno televisivo «La Promesa» sigue captando la atención de toda España también en 2025, mientras los giros dramáticos en el destino de la familia aristocrática Luján mantienen al público pendiente de cada episodio. La figura central de la historia sigue siendo el marqués Alonso, interpretado magistralmente en pantalla por Manuel Regueiro. Su personaje, tras el encarcelamiento de su esposa Cruz y la partida de su emprendedora hija Catalina, queda prácticamente solo frente a numerosos desafíos, defendiendo el honor y el patrimonio de la familia.
La cuestión de la sucesión del título y la gestión de la finca sigue siendo una incógnita, creando la principal tensión en la trama. El heredero oficial, el hijo Manuel, parece estar más interesado en sus aeroplanos y proyectos de ingeniería que en las obligaciones familiares. Su escaso interés por la administración de las tierras heredadas siempre ha puesto en duda el futuro de «La Promesa». En esta situación complicada, cuando el futuro de la dinastía parece incierto, la opinión del propio «marqués» sobre quién podría ser su sucesor cobra un significado especial para la audiencia.
Curiosamente, hace apenas un par de años, cuando la serie apenas comenzaba a ganar popularidad, Manuel Regueiro compartió en una entrevista su propia visión sobre este dilema. Su respuesta, dada sin la menor duda, sigue siendo actual y muy original, aportando una nueva perspectiva para el debate entre los seguidores. El actor propuso una situación hipotética: si él, como persona real, tuviera que ceder por un día la dirección de la hacienda, su elección recaería en una figura para nada evidente.
Para sorpresa de todos, nombraría como sucesora no a alguien del círculo aristocrático, sino a una de las criadas. Se refería a la vivaz e ingeniosa María Fernández, interpretada por la actriz Sara Molina. Imaginar a la simpática y parlanchina criada sentada en el sillón de la señora de la hacienda supone una apuesta audaz que desafía los conceptos tradicionales de la jerarquía. La sola idea de una «marquesa María Fernández» generó en su momento reacciones de entusiasmo y diversión, y el propio Regueiro admitió que sería «algo increíble».
Este antiguo comentario del actor hoy adquiere una relevancia especial. No solo refleja la excelente relación dentro del elenco, sino que también invita a reflexionar sobre el potencial oculto de los personajes secundarios. Quizá sea en la sencilla sirvienta donde residen cualidades como la determinación, la honestidad y la humanidad, tan necesarias entre quienes habitan el palacio. Revelaciones de este tipo por parte de los artistas solo aumentan el interés por la saga, haciendo que el mundo ficticio de «La Promesa» resulte aún más vivo y complejo para los millones de seguidores que tiene en todo el país.






