Cada año, cuando se acercan las fiestas de invierno, una pequeña ciudad en el norte de la península Ibérica experimenta una sorprendente metamorfosis. Santillana del Mar, la joya de Cantabria, deja atrás su rutina diaria y se viste de gala, convirtiéndose en la auténtica capital navideña de España. Recientemente, su mercado fue reconocido como uno de los mercados rurales más bonitos de Europa según una prestigiosa revista internacional de viajes, lo que ha atraído aún más atención a este lugar. Sin embargo, la fama no ha cambiado su esencia: sigue siendo ese cuento medieval que cobra vida al llegar el atardecer.
Ciudad de luz y de piedra
Desde finales de noviembre hasta el Día de Reyes, las antiguas calles se sumergen en un resplandor cálido. Más de medio millón de luces LED envuelven las fachadas de piedra, adornan los balcones de madera tallada y crean un juego inigualable de luces y sombras sobre los adoquines por donde han pasado generaciones. No es solo una iluminación: es un arte que realza la arquitectura única y sumerge al visitante en otra época. Pasear por el centro histórico en estas fechas es como recorrer las páginas de un libro mágico, donde cada esquina ofrece un nuevo descubrimiento. El aire se impregna del aroma de castañas asadas y dulces tradicionales, que llegan de los numerosos puestos que ofrecen artesanías y delicias locales.
El epicentro de la magia festiva
El parque Revolgo se convierte en el epicentro para visitantes de todas las edades, adquiriendo durante las fiestas el nombre de “Ciudad de la Navidad”. Este espacio se transforma por completo en un mundo fantástico. Se pueden ver figuras gigantes de osos y ciervos, pasear por alamedas cubiertas de nieve (aunque artificial), y por supuesto, depositar una carta para los Reyes Magos en el buzón real. Un enorme árbol decorado es el principal punto de encuentro y referencia. Cada rincón del parque se convierte en un escenario que sumerge a pequeños y grandes en la auténtica magia de las celebraciones invernales, invitando a creer en los milagros.
Tradiciones que cobran vida en las calles
Sin embargo, Santillana del Mar es conocida no solo por sus luces. Uno de los eventos principales es la Cabalgata de los Reyes Magos, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. No se trata simplemente de un desfile, sino de una gran representación teatral con la participación de más de quinientos actores que recrean escenas bíblicas por las calles de la villa medieval, acompañados de carrozas elaboradas artesanalmente. El espectáculo impresiona por su magnitud y autenticidad. La escena se completa con un belén viviente, que sumerge aún más a los visitantes en la atmósfera histórica y festiva de este lugar extraordinario, donde las tradiciones centenarias se conservan y transmiten de generación en generación.
Fusión de épocas bajo las bóvedas de la historia
Al mismo tiempo, el pueblo no teme a las tecnologías modernas. El programa de celebraciones incluye eventos innovadores, como el espectáculo de videomapping. Las fachadas de los edificios en la Plaza Principal cobran vida con proyecciones luminosas, narrando historias completas acompañadas de música. La cartelera cultural también está repleta de actuaciones de artistas circenses, ilusionistas y conciertos. El corazón espiritual sigue siendo la Colegiata de Santa Juliana, un templo románico del siglo XII incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Durante las fiestas se celebran aquí servicios litúrgicos especiales, y los visitantes pueden disfrutar de la vista de su famoso claustro con capiteles esculpidos, iluminado por luces navideñas. Así, viajar hasta aquí no es solo visitar un mercado, sino emprender un auténtico viaje en el tiempo donde la historia y la magia se funden en uno solo.
