
Muchos sueñan con viajar lejos para ver maravillas del mundo como la antigua ciudad en Jordania, cuyos fachadas están talladas directamente en la roca. Sin embargo, pocos imaginan que un espectáculo similar, un auténtico fenómeno arquitectónico, puede encontrarse en pleno corazón de España. En la provincia de Burgos, entre los extensos paisajes de la célebre región vinícola de Ribera del Duero, se esconde un pequeño pueblo capaz de ofrecer impresiones estéticas igualmente intensas. Se trata de Gumiel de Izán, un lugar donde la historia y el arte han creado algo verdaderamente extraordinario.
El principal tesoro del pueblo es la colegiata de Santa María de la Asunción. Precisamente su fachada occidental, una obra maestra del arte barroco finalizada en 1627, le ha valido al municipio tan elogiosa comparación. El grandioso pórtico, creado por los arquitectos Bartolomé de Herrera y Pedro Díaz de Palacios, es una auténtica sinfonía en piedra. Está construido en tres niveles y decorado con columnas, nichos y esculturas, conformando una composición que recuerda de manera sorprendente al famoso tesoro de la ciudad nabatea. Esta imponente declaración visual, reconocida como Bien de Interés Cultural desde 1962, deja a los viajeros maravillados y preguntándose si aún se encuentran en Castilla.
Al entrar, la sensación de asombro no desaparece. El interior del templo se despliega en tres naves cubiertas por complejas bóvedas góticas, que dan testimonio de su origen primitivo. El altar mayor, realizado en estilo gótico tardío y dedicado a la Asunción de la Virgen, inmediatamente atrae la mirada por la minuciosidad de su trabajo. Las capillas laterales no son simples anexos, sino pequeñas galerías independientes que resguardan valiosas obras de arte. Entre ellas destacan los retablos de San Pedro y Santiago, atribuibles a la maestría del pintor Juan de Arteaga, que enriquecen aún más la ya notable colección del santuario.
Junto a la iglesia funciona también un museo parroquial, auténtico tesoro de la historia y la fe local. Aquí se pueden admirar exquisitos paneles del siglo XV, expresivas esculturas barrocas e incluso capiteles románicos. Estos últimos son todo lo que queda del desaparecido monasterio de San Pedro de Gumiel y sirven como un vínculo tangible con el profundo pasado medieval de estas tierras. Cada pieza de esta colección narra su propia historia, entretejiendo un relato que abarca siglos.
La importancia histórica de Gumiel de Izán no se limita a las paredes de su iglesia. En 2004, toda la localidad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en reconocimiento a su patrimonio maravillosamente conservado. Pasear por sus calles es como viajar en el tiempo: aquí se pueden encontrar huellas del pasado romano y contemplar construcciones medievales que han sobrevivido, como antiguos puentes sobre el río Gromejón, fragmentos de murallas defensivas y el imponente Arco de los Mesones, que sirve como portal a otra época.
Esta inmersión en la historia se complementa perfectamente con el papel que desempeña la localidad en el mundo actual de la enología. Como una de las paradas clave en la Ruta del Vino de Ribera del Duero, Gumiel de Izán invita a descubrir sus bodegas emblemáticas. Una de las más reconocidas es Bodegas Portia, un impresionante ejemplo de arquitectura contemporánea diseñado por el mundialmente famoso Norman Foster. Esta fusión de herencia antigua y diseño vanguardista convierte al municipio en un destino único, ofreciendo una experiencia integral para los amantes de la historia, el arte y el buen vino. Es una invitación irresistible a explorar las riquezas de España sin alejarse al otro lado del mundo.






