
En Ponferrada estalla una polémica por el sistema municipal de calefacción que funciona con biomasa. A pesar de que la justicia ha ordenado el cese inmediato de la central térmica, el ayuntamiento sigue suministrando calefacción a decenas de miles de vecinos. El alcalde Marco Morala, respaldado por el PP, Vox y la Coalición por el Bierzo, no tiene prisa por acatar el mandato judicial, alegando que la resolución aún no es firme.
La batalla legal comenzó en 2017, cuando los residentes de Compostilla y activistas medioambientales se opusieron a la construcción de la central tan cerca de sus viviendas. Argumentaron que el proyecto se llevó a cabo sin una evaluación ambiental completa ni los permisos necesarios para la red de distribución. El tribunal les dio la razón, destacando la ausencia de un estudio de impacto ambiental y las irregularidades en la concesión de licencias.
Disputa judicial y respuesta del ayuntamiento
En 2021, el máximo tribunal de Castilla y León declaró ilegal la infraestructura por otorgar permisos de manera irregular. Sin embargo, el ayuntamiento intentó legalizar la central tramitando licencias medioambientales parciales, lo que desató nuevas protestas vecinales. En julio del año pasado, el tribunal volvió a considerar ilegales las actuaciones del consistorio y ordenó el cierre de la instalación.
Sin embargo, el ayuntamiento y la empresa regional Somacyl recurrieron la sentencia, mientras que los vecinos y colectivos exigieron la ejecución inmediata de la medida cautelar sin esperar el fallo definitivo. El tribunal les dio la razón, advirtiendo que cualquier demora podría causar daños irreversibles al medio ambiente y a la salud pública. No obstante, las autoridades municipales siguen utilizando la central térmica, alegando que no existen fuentes de calor alternativas para varios edificios municipales.
Riesgos ecológicos y sociales
El fallo judicial enfatiza que operar una infraestructura industrial sin las garantías ecológicas necesarias puede causar un grave perjuicio al entorno y a los vecinos. Además, la jueza subrayó que las posibles dificultades económicas u organizativas para la ciudad no justifican el incumplimiento de la ley. La administración está obligada a buscar alternativas para garantizar el suministro de calor, aunque suponga un coste adicional.
Por su parte, representantes municipales defienden que el nuevo sistema de calefacción ha permitido abandonar antiguas calderas de gas y gasóleo, con un impacto positivo en la economía y el medio ambiente de la ciudad. Sin embargo, el tribunal considera que la protección del entorno y la salud pública debe prevalecer sobre la comodidad y el ahorro.
¿Qué le espera a Ponferrada?
La situación en Ponferrada sigue siendo tensa. Las autoridades municipales continúan impugnando la decisión judicial, mientras que los vecinos y activistas exigen la aplicación inmediata de la prohibición. El futuro del sistema municipal de calefacción sigue en el aire: si el ayuntamiento no acata las exigencias del tribunal, podría enfrentarse a nuevas sanciones y demandas judiciales. Para la ciudad, esto podría suponer no solo pérdidas económicas, sino también una pérdida de confianza por parte de los ciudadanos.






