
En la vida política de la Comunidad Valenciana comienza una nueva etapa: Carlos Mazón, quien lidera la región desde 2023, ha decidido no solo permanecer al frente hasta 2027, sino también llevar a cabo una importante reestructuración en el gobierno. Su objetivo es formar un equipo lo más sólido posible, capaz de resistir las presiones y garantizar la estabilidad hasta las próximas elecciones.
Con el inicio del otoño, Mazón anunció su intención de renovar a sus consejeros. En los próximos meses, el gobierno incorporará nuevas caras entre sus experimentados aliados de partido. Este movimiento busca reforzar la posición del presidente regional y reducir el riesgo de crisis políticas, que ya se han producido en varias ocasiones durante los últimos dos años.
El foco está puesto en figuras clave como Susana Camarero, quien ocupa el cargo de primera vicepresidenta y portavoz oficial del gobierno, y Miguel Barrachina, responsable de agricultura. Un lugar especial en los planes de Mazón lo ocupa Vicente Martínez Mus, encargado de medio ambiente e infraestructuras. Él es considerado como posible candidato para un nuevo puesto vinculado a la reconstrucción de la región tras desastres naturales.
Se espera que la principal ola de cambios tenga lugar en noviembre. Entre las posibles modificaciones figura el reemplazo de la responsable del área económica, actualmente ocupada por Ruth Merino. Desde su incorporación al equipo de Mazón, ha ido perdiendo influencia, y ahora su futuro en el gobierno está en duda. También se discute el destino de José Antonio Rovira, encargado de educación y cultura: no se descarta que cambie de área o incluso abandone el consejo de ministros.
A diferencia de crisis anteriores, los cambios actuales tienen un marcado carácter político. Mazón apuesta por reforzar la posición del Partido Popular en la región para minimizar la dependencia de los socios de coalición. Sin embargo, sin el apoyo de Vox será complicado aprobar el presupuesto para 2026, y los representantes de este partido ya insinúan la posibilidad de prorrogar los planes financieros actuales.
La situación se complica por las discrepancias internas: el ex presidente regional Francisco Camps planea luchar por el liderazgo del partido, lo que genera preocupación entre la actual dirección. Camps está ganando apoyos activamente y sus encuentros en varias ciudades de la región atraen cada vez a más personas que se sienten excluidas del proceso de toma de decisiones.
Paralelamente, Mazón debe responder a preguntas sobre sus acciones durante la catástrofe del año pasado, cuando fuertes lluvias provocaron inundaciones a gran escala. Nuevos detalles que surgen durante la investigación vuelven a poner en duda las versiones oficiales de los hechos. A pesar de ello, el presidente regional procura centrarse en la reconstrucción y en poner en marcha nuevos programas de apoyo para las zonas afectadas.
Las encuestas muestran que la opinión sobre la gestión de Mazón sigue siendo ambivalente. Aunque el Partido Popular mantiene el liderazgo, la brecha entre los bloques políticos se está reduciendo. La cuestión de quién será el candidato en las próximas elecciones permanece abierta y mucho dependerá de los procesos internos del partido y de la opinión pública.





