En las últimas semanas, el Partido Popular de España se ha visto envuelto en intensos debates relacionados con las acciones militares en Gaza. Dentro del partido se expresan opiniones totalmente opuestas, dando la impresión de tratarse de fuerzas políticas distintas. Así, la presidenta de Extremadura, María Guardiola, manifestó públicamente su indignación por lo sucedido, subrayando que no se puede permanecer indiferente ante el sufrimiento de la población civil. Al mismo tiempo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, adoptó una postura contraria, acusando a la izquierda de atacar a Israel y llamando a poner fin al boicot, al que calificó de antisemita.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, también se pronunció rechazando las acusaciones de genocidio contra Palestina. Estas discrepancias se hicieron especialmente evidentes en el contexto de la dura operación militar de Israel, que ha provocado una ola de críticas en la sociedad española. Alberto Núñez Feijóo, líder del partido, se encuentra en una situación difícil: debe equilibrar las diferentes posturas de los miembros de su partido y la opinión pública, que en su mayoría condena las numerosas víctimas palestinas.
La dirección del partido intenta evitar un debate abierto sobre el término «genocidio», a pesar de la presión de la izquierda, que insiste en utilizar esa formulación. Mientras algunos representantes del partido califican las acciones de Israel como una lucha contra el terrorismo, otros subrayan que la violencia contra la población civil es inaceptable. Feijóo optó por una postura cautelosa, condenando tanto las acciones del ejército israelí como las de HAMÁS, y llamó al respeto del derecho internacional. Sin embargo, evitó emplear la terminología utilizada por el presidente Pedro Sánchez y prefirió no calificar lo ocurrido como genocidio.
Las divisiones internas del partido se ven agravadas por la presión de VOX, cuya postura hacia los musulmanes es aún más dura y exige que el Partido Popular siga su línea. En Murcia, por ejemplo, tras decisiones conjuntas de PP y VOX, se cancelaron las festividades musulmanas en instituciones municipales y se suspendió la enseñanza del árabe en las escuelas. En este contexto, Feijóo debe decidir sobre la instauración del embargo de armas a Israel anunciado por Sánchez. Por ahora, el partido no ha fijado una posición clara, a la espera de la publicación del texto de la ley y procurando no profundizar las divisiones internas.
Los portavoces oficiales del partido insisten en la unidad de criterios, aunque la diferencia en la retórica entre los líderes regionales y la dirección central se vuelve cada vez más evidente. Mientras algunos exigen a Israel que respete las normas de la guerra, otros responsabilizan completamente a HAMAS por lo que está ocurriendo. La incógnita es si Feijóo logrará mantener el equilibrio y evitar una ruptura en el partido.
