
En la costa de Cataluña, en septiembre de 2025, se encontró un organismo marino inusual: un molusco de color azul brillante, conocido como dragón azul Glaucus (Glaucus atlanticus). Es la primera vez que se registra la presencia de esta especie en las playas catalanas. Tres ejemplares hallados en la arena de la zona de Tamarit (Tarragona) fueron recogidos cuidadosamente y trasladados a los laboratorios de la Universidad de Barcelona para su estudio posterior.
Los investigadores planean no solo estudiar en detalle la biología de esta enigmática criatura, sino también descifrar su genoma. Un aspecto que despierta especial interés es la capacidad del dragón Glaucus para acumular y utilizar toxinas obtenidas de sus presas — medusas venenosas y otros organismos marinos. Los científicos confían en que estas sustancias puedan servir de base para el desarrollo de nuevos medicamentos, como ya ha ocurrido con otras especies marinas utilizadas en la lucha contra el cáncer.
El dragón Glaucus es una especie de molusco nudibranquio pelágico con un estilo de vida inusual. Nada en la superficie del agua, manteniéndose a flote gracias a una burbuja de aire, y su coloración llamativa le ayuda a camuflarse tanto de los depredadores como de las aves. Por arriba, su cuerpo se confunde con el color del océano y, por abajo, con el cielo, lo que lo hace prácticamente invisible.
El hábitat de este molusco abarca las aguas cálidas y tropicales del Atlántico, el Índico y el Pacífico, mientras que en el mar Mediterráneo aparece solo ocasionalmente, traído por las corrientes. Se alimenta exclusivamente de hidrozooarios venenosos, como la carabela portuguesa (Physalia physalis), y es capaz no solo de soportar su veneno, sino también de utilizarlo para su propia defensa, acumulando células peligrosas en órganos especiales.
Investigadores de la Universidad de Barcelona planean averiguar cómo es que Glaucus puede ‘capturar’ y procesar las toxinas sin causarse daño. Esto podría abrir nuevas perspectivas para la farmacología. A pesar de su toxicidad, para los humanos este molusco es prácticamente inofensivo: su picadura solo provoca una leve irritación en la piel, y no se han registrado casos graves. El tamaño de un adulto no supera los cuatro centímetros, y su toxicidad no es comparable al peligro que representa la carabela portuguesa.
Especialistas señalan que la aparición de Glaucus está relacionada con el cambio climático y el calentamiento gradual del mar Mediterráneo, lo que facilita la llegada de nuevas especies. Sin embargo, este molusco no se considera invasivo ni representa una amenaza para el ecosistema o los bañistas.
Los biólogos destacan que los moluscos marinos nudibranquios son un verdadero tesoro de compuestos biológicamente activos. Algunos de ellos ya se utilizan en medicina: por ejemplo, sustancias extraídas de grandes babosas marinas han dado lugar a modernos fármacos antitumorales, y toxinas de caracoles marinos se emplean como analgésicos en casos de dolor crónico. Los científicos están convencidos de que en las profundidades marinas aún se esconden numerosos descubrimientos similares, capaces de cambiar el enfoque en el tratamiento de enfermedades graves.
Para que las investigaciones continúen con éxito, es fundamental un apoyo constante a la ciencia y el desarrollo de infraestructura. Sólo así será posible convertir la riqueza natural de los mares en verdaderas innovaciones médicas. Además, los especialistas llaman a la participación activa de la ciudadanía y a la cooperación entre centros científicos para entender mejor la fauna marina de Cataluña, especialmente frente al cambio climático.





