
En las laderas del monte Igueldo en San Sebastián, donde antes funcionaba una gran piscifactoría, ahora reina el abandono. Las piscinas de hormigón, construidas a finales de los años ochenta, llevan mucho tiempo sin ver peces: los últimos intentos de reactivar la producción terminaron hace casi veinte años. Desde entonces, el lugar se ha convertido en refugio de artistas urbanos y se ha cubierto de matorrales, mientras que los ecologistas locales lo han calificado en repetidas ocasiones como una mancha para la ciudad.
Sin embargo, la situación podría cambiar radicalmente. La empresa biotecnológica Algaloop ha propuesto dar nueva vida a las instalaciones abandonadas, transformándolas en un centro para el cultivo de microalgas marinas. En diciembre de 2024, la compañía solicitó el permiso necesario para iniciar el proyecto en la bahía de Agiti. La idea principal es aprovechar las piscinas antiguas para el cultivo intensivo de dunaliella salina, una microalga valorada por sus propiedades en agricultura, cosmética e incluso biomedicina.
El proyecto ya cuenta con la aprobación preliminar de la agencia regional de recursos hídricos. La entidad no detectó riesgos para el medioambiente, ya que la operación no implica emisiones significativas ni contaminación del agua. Actualmente, la iniciativa se encuentra en fase de consulta pública, y cualquier persona interesada puede presentar sus comentarios.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con estos planes. El grupo ecologista Eguzki exige que no se inicie una nueva actividad comercial, sino que se restaure el paisaje natural, tal como lo dictan las leyes locales. Hacen referencia a las resoluciones del parlamento provincial y de las autoridades municipales, que ya en primavera instaron a la pronta rehabilitación ecológica de la bahía de Agiti.
A pesar de las protestas, los promotores del proyecto confían en su éxito. El responsable de Algaloop, el biólogo Anaut Patterson Mendiola, señala que los edificios y piscinas existentes son ideales para el cultivo de algas. Se planea reconvertir un edificio de 800 metros en laboratorio y almacén, además de modernizar las piscinas para agua de mar. Ya en el tercer año de operación, la empresa espera cosechar hasta 25 toneladas de macroalgas frescas, y para el quinto año aumentar el volumen a 150 toneladas. En el futuro, se contempla ampliar la producción o abrir centros similares en otras localidades.
La antigua granja, que anteriormente pertenecía a la empresa Culmanor, puede convertirse en un ejemplo de cómo los espacios industriales abandonados encuentran una segunda vida. Si el proyecto obtiene la aprobación definitiva, San Sebastián podría convertirse en uno de los centros de producción sostenible de algas en España, y la propia bahía de Agiti, en un punto de referencia para la innovación en biotecnología.





