
En el Senado de España se ha desatado un nuevo debate político: ahora, los gastos estatales destinados a inmigrantes en situación irregular estarán bajo un minucioso escrutinio. La decisión de realizar una auditoría fue tomada por el Tribunal de Cuentas tras una propuesta de Vox, respaldada de forma inesperada por el Partido Popular (PP).
La cuestión de cuánto se gasta exactamente en el apoyo a personas sin estatus legal ha generado controversia durante mucho tiempo. Ahora se deberá aclarar cómo se distribuyen los fondos entre el gobierno central, las comunidades autónomas y los municipios. En particular, se trata del financiamiento de la sanidad, la educación, la vivienda y otros servicios sociales. Hasta ahora, nadie había podido precisar la cifra exacta, y cada administración actuaba por su cuenta sin presentar un informe unificado.
El PP, que anteriormente mantenía una postura más reservada, ahora apuesta por la máxima transparencia. Los representantes del partido subrayan que desean contar con una imagen clara de los gastos y no pretenden ocultar información. Al mismo tiempo, buscan distanciarse de las declaraciones contundentes de Vox, poniendo el énfasis en la necesidad de una migración legal y controlada, beneficiosa para ambas partes.
Al mismo tiempo, los socialistas y los representantes de Sumar criticaron duramente la iniciativa. Consideran que este tipo de inspecciones solo fomentan la hostilidad y distorsionan la situación real. En su opinión, los migrantes desempeñan un papel clave en la economía del país, ocupando la mayoría de los puestos de trabajo en sectores donde faltan trabajadores locales. Los opositores a la auditoría están convencidos: sin el aporte de los extranjeros, España no podrá afrontar los retos demográficos y económicos.
Vox, por el contrario, insiste en que solo la migración legal es beneficiosa, mientras que la llegada incontrolada de personas provoca la saturación de los hospitales, el aumento de los precios de la vivienda y otros problemas. El partido sostiene que el Estado gasta cientos de millones de euros, pero nadie puede explicar exactamente a dónde va ese dinero.
Como resultado, 20 miembros de la comisión apoyaron la decisión de realizar la auditoría de gastos, mientras que 15 votaron en contra. Ahora, el Tribunal de Cuentas debe incluir este análisis en su plan anual. Se espera que los resultados de la inspección den pie a nuevos debates sobre el futuro de la política migratoria en España.





