
En Cataluña se ha desatado una nueva polémica en torno al estatus del catalán en los centros educativos. Tras la anulación de 11 artículos del reciente decreto lingüístico por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el gobierno regional se encuentra bajo la presión tanto de la oposición política como de la opinión pública.
Se trata de disposiciones que establecían el catalán y el aranés (en el Valle de Arán) como lenguas principales de enseñanza, mientras que el español (castellano) quedaba como lengua adicional. Los jueces consideraron que esta formulación rompía el equilibrio lingüístico y no garantizaba una presencia suficiente del español en el proceso educativo. Como resultado, parte del decreto aprobado en mayo del año pasado fue anulada, aunque el texto nunca llegó a entrar en vigor debido a su suspensión temporal.
A pesar de ello, los principios fundamentales de la política lingüística regional siguen vigentes gracias a otras normativas, en particular la Ley de Educación de Cataluña y las medidas extraordinarias adoptadas en 2022. Sin embargo, estos textos también están siendo revisados por el Tribunal Constitucional, lo que añade incertidumbre sobre el futuro de la regulación lingüística en las escuelas.
La directora del Departamento regional de Educación, Esther Niubó, declaró que el gobierno no tiene intención de retroceder y que ya está preparando un recurso de casación. Subrayó que la defensa de la lengua catalana seguirá siendo una prioridad y que el idioma será promovido no solo en los centros educativos, sino también en la vida pública. Al mismo tiempo, en el contexto de la discusión de los nuevos presupuestos y bajo la presión del partido Junts, las autoridades se ven obligadas a buscar compromisos y mostrar determinación en la cuestión lingüística.
Además de los debates lingüísticos, en el parlamento también se discutieron otros problemas educativos. En particular, la oposición criticó duramente la reducción del número de educadores sociales e integradores; este año hay 130 menos debido a la finalización de la financiación del programa europeo. Las autoridades prometieron compensar esto parcialmente mediante nuevos contratos, pero los diputados insisten en que la pérdida de especialistas afectará negativamente el apoyo a los alumnos más vulnerables.
Otro motivo de descontento fueron los errores en la asignación de plazas docentes, lo que obligó a repetir el concurso y al despido de uno de los responsables del departamento. La oposición exige explicaciones sobre las decisiones de personal y transparencia en la investigación, aunque por el momento no se han divulgado detalles.
En general, la situación en el ámbito educativo de Cataluña sigue siendo tensa. Las autoridades prometen proteger el catalán y mejorar la calidad de la educación, pero enfrentan críticas y la necesidad de responder rápidamente a los desafíos. En los próximos meses, la región no solo deberá defender su política lingüística ante los tribunales, sino también abordar los problemas internos de su sistema educativo.





