
El otoño en las tierras de nombre meloso, la Alcarria, es el momento perfecto para un viaje sin prisas, lejos de las aglomeraciones turísticas. En la provincia de Guadalajara, se despliega una ruta cultural única que sigue los pasos de una de las obras más emblemáticas de la literatura española del siglo XX. No es simplemente un recorrido, sino una inmersión profunda en un universo que el Nobel Camilo José Cela reveló a los lectores hace casi ochenta años. El itinerario cruza pueblos antiguos, pasa por castillos imponentes y atraviesa paisajes que sirvieron de escenario real para su célebre libro. Hoy, esta ruta permite revivir las impresiones del escritor explorando murallas, plazuelas porticadas y miradores sobre el río Tajo, conservando intacto el espíritu de aquel relato iniciado en 1946.
De Guadalajara al corazón de la Alcarria
El punto de partida es la propia Guadalajara, una ciudad con un rico legado donde las torres medievales se combinan con palacios renacentistas. Tras visitar la concatedral, los viajeros se dirigen a Torija, conocida como la «puerta natural» de la región. Allí, dentro de las murallas de un imponente castillo del siglo XV, se encuentra el singular Museo «Viaje a la Alcarria», el primer espacio cultural del mundo dedicado íntegramente a un solo libro. Este lugar prepara el ánimo para el resto del trayecto. La siguiente parada es Brihuega, un conjunto histórico rodeado por murallas de origen árabe. La localidad destaca por su Real Fábrica de Paños y el castillo de Peña Bermeja, creando una atmósfera evocadora de tiempos pasados.
A orillas del Tajo: el eje emocional de la ruta
El recorrido traza una geografía emocional descrita en la obra. Los viajeros visitan Masegoso de Tajuña, donde se puede conocer el museo de la vida pastoril y comprender el alma de esta tierra. Después, el camino lleva a Cifuentes, que cautiva con su plaza mayor y el portal románico de la iglesia de Santiago. Poco a poco, la ruta se aproxima al río Tajo, entrando en Trillo. Este pueblo es conocido por su puente del siglo XVI, un histórico balneario y las vistas desde sus afueras hacia las singulares colinas conocidas como «Pechos de Viana». El itinerario también pasa por pequeñas y pintorescas localidades como Chillaron del Rey, Durón y Budia, donde se conservan rollos y plazas medievales con antiguas fuentes. El camino serpentea junto a la aldea de El Olivar y los paisajes del embalse de Entrepeñas, ofreciendo momentos para la contemplación en soledad.
Final del viaje: de la artesanía medieval a las ruinas visigodas
En Pareja, el ritmo de la vida lo marcan la plaza central, la Plaza Mayor, y un olmo centenario convertido en símbolo de las tradiciones locales. En Sacedón se abre la panorámica del embalse, al que los lugareños llaman el “Mar de Castilla”. Este lugar atrae tanto a los aficionados a los deportes acuáticos como a los amantes del vino, ya que aquí se puede degustar la producción de las bodegas de la región de Mondejar. La última etapa del recorrido concentra toda la esencia de la Alcarria, adentrándonos en antiguos oficios, dulces típicos y tesoros arqueológicos. Los viajeros cruzan por Auñón, con su puente medieval; Alhóndiga, famosa por su picota; y Tendilla, conocida por sus soportales y pastelerías. En Fuentelviejo se puede visitar un antiguo molino de aceite, y en Hueva, descubrir una torre inclinada. El punto culminante llega con la monumental Pastrana, con su Palacio Ducal y el monasterio carmelita. La despedida de la Alcarria se produce en Zorita de los Canes, donde se alza una fortaleza árabe del siglo IX y, justo enfrente, reposan las ruinas de Recópolis, una de las pocas ciudades visigodas fundadas desde cero en Europa. Así, esta ruta invita a redescubrir la provincia de Guadalajara, siguiendo el consejo del autor: contar con sencillez y honestidad lo que se ve y se siente en el camino.





