
Durante la madrugada del domingo, los habitantes de la provincia de Granada y la vecina Jaén se despertaron debido a movimientos sísmicos. Los sismólogos registraron un terremoto de magnitud 3,8, cuyo epicentro se ubicó a solo siete kilómetros de la ciudad de Villacarrillo. La escasa profundidad del foco permitió que las vibraciones se sintieran incluso en localidades cercanas.
A pesar de la intensidad percibida, no se reportaron consecuencias graves para la infraestructura ni para la población. En las ciudades de Santo Tomé, Iznatoraf y Sabiote, algunos vecinos notaron un leve vaivén de los muebles y el temblor de las paredes, aunque ningún inmueble sufrió daños. Tampoco fue necesaria la intervención médica.
La actividad sísmica en esta zona no es algo inusual, pero en los últimos días los expertos han detectado un notable aumento en el número de temblores. Solo durante la última semana se han registrado quince episodios similares en la región, y desde que comenzó el mes la cifra ya asciende a veinte. El último temblor ha sido el más fuerte de los últimos seis meses, superando incluso al terremoto de noviembre, cuando la magnitud fue de 2,8.
Para recopilar información sobre los efectos y las sensaciones de la población, se utiliza un cuestionario especial que pueden rellenar todos aquellos que hayan notado los temblores. Estos datos ayudan a los especialistas a evaluar con mayor precisión la intensidad y el alcance de las ondas sísmicas, así como a informar a los residentes de manera oportuna sobre posibles riesgos.
Los expertos recuerdan que estos fenómenos requieren atención, pero no hay motivo para el pánico. Las autoridades continúan monitoreando la situación y los ciudadanos pueden estar tranquilos: en caso necesario, recibirán toda la información y las recomendaciones pertinentes.





