
En España, cada vez más personas experimentan problemas digestivos como hinchazón abdominal, exceso de gases y malestar general. Como solución eficaz, los gastroenterólogos y dietistas españoles recomiendan con creciente frecuencia una dieta baja en FODMAP —oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables—. El objetivo de este enfoque es reducir el consumo de alimentos que pueden irritar el intestino y empeorar el bienestar.
La eficacia de este tipo de alimentación cuenta con respaldo científico. En particular, un estudio realizado por especialistas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona demostró que una dieta baja en componentes fermentables y la ingesta de prebióticos ofrecen resultados similares en el alivio de síntomas relacionados con la acumulación de gases intestinales. Esto sugiere que modificar la dieta puede ser tan efectivo como el uso de suplementos especializados.
No obstante, los expertos advierten contra la automedicación. Los médicos subrayan que la dieta FODMAP debe seguirse únicamente bajo indicación médica y supervisión de un especialista. Según el doctor Fernando Aspirosse, un seguimiento prolongado e incontrolado de esta dieta puede perjudicar la microbiota intestinal. Señaló que, a diferencia de una dieta que exige constancia, los prebióticos pueden tomarse en ciclos, ya que su efecto positivo se mantiene un tiempo después de finalizar el tratamiento.
Si el médico le ha recomendado seguir este régimen alimenticio, es importante prestar atención a la lista de alimentos cuyo consumo se debe limitar o eliminar por completo. En primer lugar, esto se aplica a ciertos vegetales ricos en fructanos y polioles: remolacha, cebolla, ajo, alcachofas, coliflor, espárragos y puerro. El aguacate también entra en esta categoría debido a su alto contenido de alcoholes de azúcar, que pueden agravar los síntomas del intestino irritable.
También están restringidas muchas frutas, entre ellas manzanas, peras, albaricoques, cerezas, ciruelas, melocotones y sandía. Se recomienda evitar la mayoría de los productos lácteos, incluyendo leche, nata, helados y yogures. Las legumbres, como los guisantes, los frijoles y la soja, así como los productos elaborados con trigo y centeno, la bollería industrial y el hummus, también figuran en la lista de alimentos no recomendados. Además, se aconseja excluir la miel, jarabes, ciertos jugos, bebidas gaseosas y ron.
Es importante entender que la dieta baja en FODMAP es una herramienta terapéutica y no una solución universal para todos. Antes de realizar cambios drásticos en su alimentación, es necesario consultar a un gastroenterólogo. Solo un especialista puede determinar si las intolerancias alimentarias son realmente la causa del malestar y elaborar un plan de alimentación seguro y equilibrado.





