
En pleno agosto, cuando la costa española suele estar al máximo de su capacidad debido al gran número de veraneantes, existe un lugar en el sur del país que sorprendentemente conserva la tranquilidad y la privacidad. Se trata de una playa en la provincia de Huelva, situada muy cerca de la frontera con Portugal. Esta zona costera, donde el río Guadiana desemboca en el océano Atlántico, permanece casi libre del turismo de masas incluso en temporada alta.
Este rincón único de la naturaleza se encuentra en el municipio de Ayamonte y es conocido como la playa de San Bruno, en la zona de Punta del Moral (Playa de San Bruno, Punta del Moral). Tiene una longitud de más de dos kilómetros y medio y una anchura de hasta 60 metros. La playa está cubierta de fina arena dorada y las olas suelen ser tranquilas, lo que la hace atractiva tanto para familias con niños como para quienes buscan silencio y la posibilidad de relajarse lejos del bullicio.
La singularidad del paisaje radica en su ubicación entre el océano abierto y la desembocadura del río, formando panorámicas poco habituales en la costa andaluza. A pesar de estar relativamente poco concurrida, la playa cuenta con todo lo necesario para una estancia cómoda. Hay pasarelas de madera para acceder al agua, baños, duchas y puntos de alquiler de tumbonas y sombrillas para los visitantes.
La oferta gastronómica también ocupa un lugar destacado en la experiencia vacacional. A lo largo de la costa funcionan numerosos bares y restaurantes de playa (chiringuitos), donde se pueden degustar mariscos y pescados fresquísimos, manteniendo así las antiguas tradiciones pesqueras de la región. Muy cerca se encuentran el puerto deportivo y el espigón (espigón), que no solo protege la costa de la erosión, sino que además es un lugar ideal para pasear y contemplar las puestas de sol.
Además del disfrute de la playa, este lugar ofrece diversas posibilidades para realizar actividades al aire libre. Los visitantes pueden practicar kayak en el río Guadiana, pesca deportiva, windsurf o kitesurf, actividades favorecidas por las óptimas condiciones de viento. Durante la bajamar, la franja de arena se ensancha considerablemente, formando pequeñas piscinas naturales que resultan especialmente atractivas para los niños pequeños.
El valor de esta zona se ve reforzado por su patrimonio cultural. Muy cerca de la playa se halla el Mausoleo romano de Punta del Moral (Mausoleo romano de Punta del Moral), un yacimiento arqueológico del siglo IV. Este legado histórico enriquece el paisaje costero, aportándole un contexto histórico. La combinación de belleza natural, infraestructuras desarrolladas y atractivos culturales hace de este rincón de Huelva uno de esos lugares secretos de España que conservan su encanto precisamente por su escasa fama.





