
Leonie von Ungern-Sternberg, heredera de una familia aristocrática alemana, se ha convertido en una auténtica estrella de las redes sociales. Viviendo en Madrid y cursando estudios de negocios en la prestigiosa IE Business School, comparte con sus seguidores detalles de la vida de la alta sociedad. Su blog no solo ofrece consejos de estilo, sino también historias sinceras sobre el amor y las relaciones en el círculo de los elegidos.
Recientemente, la baronesa compartió una historia que demuestra claramente que detrás del brillante escaparate de la aristocracia pueden esconderse personajes poco agradables. Todo comenzó en una cena con amigos en común, donde conoció a un príncipe europeo. La primera impresión fue muy positiva, surgió un leve coqueteo y una conversación distendida.
Sin embargo, pronto el joven comenzó a mostrar su verdadera personalidad. Insistía en que Leonie era la pareja ideal para un miembro de la alta sociedad, y sus bromas al respecto se volvían cada vez más pesadas. La situación se agravó después de que ella viajara a Nueva York. El príncipe empezó a comportarse de manera abiertamente grosera, acusándola sin razón de relacionarse con ‘plebeyos’ y haciendo comentarios despectivos sobre los estadounidenses.
Este comportamiento llevó a Leonie a tomar medidas drásticas. Bloqueó al insistente pretendiente en todas las aplicaciones de mensajería y redes sociales, desde WhatsApp hasta LinkedIn. Pero el príncipe no estaba dispuesto a aceptar el rechazo. Continuó intentando contactarla, enviándole mensajes desagradables. La joven tuvo que mantenerse firme para proteger sus límites personales. Más tarde, él incluso intentó organizar un encuentro en Madrid, pero ella ignoró su invitación.
El capítulo final de esta historia fue la reacción del príncipe ante la noticia de que Leonie tenía pareja, un joven mexicano sin raíces aristocráticas. El admirador rechazado le envió un largo y ofensivo mensaje. En él aseguraba que su relación no tenía futuro y reprochaba a la baronesa por involucrarse con alguien ajeno a su círculo social. Como se supo después, el príncipe había mostrado el mismo comportamiento con otras chicas más jóvenes.
Esta historia le sirvió a Leonie como motivo para recordar a sus seguidores una verdad sencilla: un título nobiliario no garantiza la nobleza, y hasta un príncipe puede resultar no ser un personaje de cuento de hadas.






