
En los Pirineos de Navarra, a la entrada del pintoresco Valle de Roncal, se encuentra la pequeña localidad de Burgui, que ha logrado conservar su autenticidad original. Sus calles empedradas, el antiguo puente medieval y el suave murmullo del río Ezka crean aquí una atmósfera única donde la naturaleza y las tradiciones centenarias conviven en perfecta armonía. Este lugar, que recientemente ha captado la atención de medios internacionales, sigue siendo una de las joyas menos conocidas de la región.
Burgui se distingue de otras localidades pirenaicas por dos características únicas. En primer lugar, su piscina natural formada por el río Ezka mismo en el centro del pueblo, que en los meses de verano se convierte en un improvisado balneario al aire libre. En segundo lugar, su grandioso desfiladero, descrito como un lugar de “proporciones colosales”. Estos dos elementos resaltan la singularidad de Burgui, donde el patrimonio histórico se fusiona armoniosamente con impresionantes paisajes.
El río Ezka siempre ha sido el eje de la vida en la localidad, marcando su economía en el pasado gracias al transporte de madera. Hoy, esta tradición sigue viva en el festival anual llamado “Día de la Almadía”, que cuenta con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Cada abril, la Asociación Cultural de Almadieros Navarros organiza el descenso de las balsas de madera por el río, atrayendo a numerosos espectadores. Este evento vibrante perpetúa la memoria de un oficio clave para todo el valle.
Burgui también es un guardián de la arquitectura tradicional pirenaica y de los antiguos oficios artesanales. Para los turistas, se ha diseñado la ruta circular “Ruta de los oficios”, de cuatro kilómetros de longitud. Recorrerla permite descubrir hornos de pan restaurados, carboneras, neveros medievales y un antiguo aserradero, que ilustran de manera palpable la forma de vida de siglos pasados. El patrimonio cultural se completa con un puente medieval de cuatro arcos y la iglesia de San Pedro (iglesia de San Pedro), donde se conservan reliquias del famoso Monasterio de Leyre (Monasterio de Leyre).
Una visita a Burgui no estaría completa sin explorar la gastronomía local. En el centro del pueblo se encuentra el restaurante El Almadiero, que ofrece platos caseros elaborados con productos locales de calidad. Para probar uno de los símbolos de la región, conviene acercarse a la quesería Quesos Larra. Aquí se produce el famoso queso Roncal (queso Roncal), con denominación de origen protegida. En la tienda de la quesería se puede no solo degustar el producto, sino también observar el proceso de elaboración a través de un cristal especial.
A tan solo unos minutos del pueblo, el río Esca atraviesa las sierras de Illón y de la Peña, formando el desfiladero de Burgui (Foz de Burgui). Esta zona, declarada reserva natural en 1998, alberga una de las mayores colonias de buitres de Europa. Las rutas de senderismo señalizadas permiten explorar este paisaje agreste pero fascinante, con sus paredes de roca verticales, bosques de abetos y cumbres que superan los 1.200 metros de altitud. Burgui ofrece un viaje al corazón del valle, que ha conservado su esencia única.





