
Convertirse en propietario de una vivienda en España para 2025 se ha convertido en un objetivo difícil de alcanzar para muchos ciudadanos. La brecha entre los ingresos de la población y el precio del metro cuadrado ha llegado a niveles críticos, creando barreras insalvables para los jóvenes que buscan independencia. Los informes estadísticos solo confirman este panorama desalentador: el aumento anual en los precios de la vivienda ha sido el más brusco desde 2007, cerrando de facto el acceso a la compra de pisos para una parte importante de la sociedad.
Aunque esta tendencia afecta a todo el país, en la capital se manifiesta con especial intensidad. Para la mayoría de las familias, la barrera financiera para acceder al mercado resulta inalcanzable. Hace apenas tres décadas la situación era radicalmente distinta: los representantes de la clase media podían planificar la compra de una vivienda con cierta solvencia. En la actualidad, los salarios no siguen el ritmo vertiginoso del aumento de precios inmobiliarios, lo que exige a los potenciales compradores un esfuerzo y unos ahorros desproporcionados.
Esta transformación drástica fue ilustrada de manera clara en un vídeo por el jurista Andrés Millán, cuya publicación rápidamente se hizo viral en las redes sociales. Presentó un análisis comparativo usando como ejemplo un apartamento en una de las zonas más exclusivas de la capital, Chamberí. En 1997, una vivienda de cuatro dormitorios se vendía por una cantidad equivalente a 90.000 euros. Según los cálculos de Millán, con un ingreso medio anual de aquel entonces de 23.000 euros, se necesitaban menos de cuatro años de salario para comprarla. Hoy, en 2025, una propiedad similar se valora en más de 700.000 euros. Con el salario medio actual de aproximadamente 31.800 euros al año, adquirirla requeriría más de 30 años de ingresos.
El especialista en derecho destacó la enorme diferencia en los números. También precisó que sus cálculos se basan en el ingreso medio, que para muchos trabajadores resulta elevado, lo que agrava aún más la situación. Además, a la cantidad principal hay que sumarle gastos adicionales. Así, en una operación de 700.000 euros, el comprador deberá destinar unos 80.000 euros más en impuestos y tasas. Millán también abordó el aspecto fiscal: como el tramo del IRPF no se ha ajustado durante más de una década, para recibir 700.000 euros ‘limpios’, es necesario generar más de un millón.
Según el experto, los problemas del mercado son variados. No obstante, propuso una medida concreta que, en su opinión, podría hacer la vivienda más accesible desde ahora mismo: eliminar los impuestos sobre la adquisición de la primera vivienda. Sin embargo, el propio jurista expresó dudas de que los políticos den este paso. Considera que mantener la situación actual podría beneficiar a ciertos sectores del poder.






