
En un restaurante de Ibiza estalló una polémica después de que a una clienta se le cobraran 12 euros por un gancho para colgar el bolso. El caso provocó un gran revuelo social y atrajo la atención de asociaciones de defensa de los consumidores.
El incidente tuvo lugar en el establecimiento Wakame, donde la clienta descubrió en la cuenta un cargo extra por el denominado «gancho bolso», un pequeño accesorio que permite colgar el bolso en la mesa. Según la mujer, la camarera le ofreció insistentemente usar este objeto sin advertirle sobre su coste. Tras aceptar, el precio del gancho apareció reflejado en la factura final.
La usuaria compartió la situación en una red social, lo que generó una fuerte reacción entre residentes y visitantes de la isla. Muchos manifestaron su descontento con esta práctica, considerándola injusta y engañosa.
La dirección del restaurante explicó que comenzó a cobrar por los ganchos después de que muchos clientes se los llevaran pensando que eran un recuerdo gratuito. En el local aseguran que el servicio es opcional y que el importe en la cuenta es una especie de depósito que se devuelve si el cliente no se lleva el accesorio a casa.
Sin embargo, los representantes de la federación de consumidores Facua consideran que esta política vulnera los derechos de los clientes. Según ellos, el precio del gancho está considerablemente inflado en comparación con su valor real, y la falta de información clara sobre el cobro puede inducir a error. La organización señala que, por ley, el restaurante debe informar previamente a los clientes sobre cualquier servicio adicional y su coste, para que el cliente tenga la opción de aceptarlo o rechazarlo.
Facua se dirigió a la Dirección General de Consumo del Gobierno de las Islas Baleares solicitando una investigación y, si es necesario, la aplicación de sanciones al establecimiento. La organización destaca que casos como este pueden considerarse una imposición de servicios de pago, lo cual contraviene tanto la legislación estatal como la autonómica.
Las autoridades de las Islas Baleares ya han iniciado una investigación sobre las circunstancias del incidente. En caso de detectarse irregularidades, el restaurante podría enfrentarse a una sanción administrativa. Expertos recuerdan que cualquier servicio adicional en el sector de la restauración debe estar claramente indicado y ser acordado con el cliente antes de su prestación.
El escándalo en Ibiza ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión de la transparencia en la fijación de precios en los establecimientos españoles y la necesidad de proteger los derechos de los consumidores. Muchos expertos consideran que situaciones como esta pueden afectar negativamente la reputación de las regiones turísticas y la confianza en los negocios locales.






