
En Sevilla, la institución educativa privada Irlandesas de Loreto se encuentra en el centro de la atención pública tras la trágica muerte de una estudiante de 14 años. La joven falleció en octubre y, poco después, se supo que había sido víctima de acoso escolar por parte de sus compañeras de clase. Los padres solicitaron en varias ocasiones la intervención de la administración, pero, según la familia, el colegio no tomó las medidas necesarias.
Tras el suceso, la dirección anunció el lanzamiento de un programa especial destinado a reforzar el apoyo a los alumnos que se encuentren en situaciones difíciles. En su comunicado, se subraya que los centros educativos deben estar preparados para responder ante cualquier signo de vulnerabilidad entre adolescentes. La administración tiene previsto contar con la participación de expertos externos en psicología y trabajo social para desarrollar nuevos mecanismos de ayuda.
Mientras tanto, dos organismos analizan las actuaciones del centro. El Ministerio de Educación de Andalucía investiga por qué no se activaron los protocolos contra el acoso escolar y la prevención del suicidio, tal y como exige la legislación local. Si se confirman irregularidades, la institución podría perder la financiación. Paralelamente, la Fiscalía de Menores revisa la documentación y los registros de reuniones entre padres y docentes para determinar el grado de responsabilidad de la administración.
La familia de la fallecida está categóricamente en desacuerdo con la postura de la escuela, reflejada en los documentos oficiales. Los familiares afirman que la psicóloga insistió en la puesta en marcha inmediata de todos los procedimientos necesarios y en separar a las alumnas involucradas en el conflicto, pero la dirección no siguió estas recomendaciones. Además, según el tío de la niña, la administración intenta minimizar el papel del acoso escolar en la tragedia ocurrida.
En las últimas semanas, la tensión en torno a la escuela no ha disminuido. En las paredes del edificio han aparecido mensajes acusando a profesores y compañeras consideradas responsables del acoso. La dirección borra rápidamente estos mensajes, pero vuelven a aparecer nuevos. Al mismo tiempo, la fiscalía ha iniciado una investigación sobre las amenazas dirigidas a las supuestas agresoras, así como por la difusión de sus fotografías en internet.
A pesar de que la escuela asignó dos tutores a la niña y separó a las alumnas en conflicto en diferentes clases, los procedimientos formales contra el acoso escolar no se pusieron en marcha oficialmente. Este es ya el tercer comunicado oficial de la administración tras la tragedia. En el primero se expresó pesar, en el segundo se pidió respetar la privacidad de los alumnos, y ahora se habla de revisar todo el sistema de apoyo a los adolescentes.






