
Rhazala El Mazuki lleva dieciséis años viajando desde Marruecos a España para participar en la recogida de fresas en la provincia de Huelva. Pero esta vez, mientras trabajaba en los invernaderos sofocantes, pensaba no solo en cómo mantener a su familia, sino también en el desarrollo de su propio negocio. En el último año, ha conseguido abrir una pequeña panadería en su ciudad natal de Sidi Kasem y ahora sueña con ampliar la producción y dar a su hija la oportunidad de terminar sus estudios en hostelería.
La idea de abrir su propio negocio surgió en Rhazala tras asistir a talleres especiales de emprendimiento, organizados por la empresa Agromartin en Lepe junto con la fundación Cepaim y las autoridades locales. En estos encuentros, las mujeres que llegan para trabajos de temporada aprenden a planificar un presupuesto, gestionar el tiempo, atender a los clientes y buscar recursos para crecer. Las clases se imparten dos veces por semana por la tarde y su horario se adapta al cansancio y las obligaciones de las participantes.
En el último año, gracias a esta iniciativa, varias mujeres han logrado poner en marcha sus proyectos. Por ejemplo, Saida El Houti reforzó la granja familiar en Sidi Redouane, y Jamaa El Majdubi empezó a dedicarse a la elaboración de alfombras en Tiflet. Todas estas iniciativas están constituidas como cooperativas, lo que permite a las mujeres no solo ganar ingresos, sino también convertirse en un ejemplo para otras en sus aldeas.
La selección de participantes comienza buscando a aquellas que muestran interés en el emprendimiento. Muchas al principio dudan, pensando que les basta con un pequeño huerto o unas pocas cabras. Sin embargo, tras la formación, comprenden que pueden ahorrar dinero e invertirlo en su propio negocio. Este año, 24 mujeres de entre 25 y 50 años presentaron sus ideas empresariales, de las cuales cinco fueron consideradas las más prometedoras. Entre ellas destacan proyectos de cría de gallinas, apertura de panaderías, talleres de costura y fabricación de alfombras, así como la producción de cuscús.
A pesar de que el sector del cultivo de frutos rojos en Huelva aporta miles de millones de euros a España, está acompañado de numerosos problemas: duras condiciones laborales, aislamiento de las mujeres, barreras lingüísticas y culturales. Muchas trabajadoras temporales viven lejos de las ciudades, lo que las hace vulnerables a violaciones de sus derechos laborales. Sin embargo, participar en el programa de emprendimiento no solo les ayuda a mejorar su situación económica, sino también a ganar confianza en sí mismas.
Los organizadores del proyecto destacan que ahora su misión es apoyar financieramente a las mujeres, para que puedan adquirir el equipo necesario o ampliar su producción. Entre los planes está el desarrollo de nuevos cooperativas y la incorporación de más participantes, con el objetivo de que más mujeres puedan transformar sus vidas tras regresar de España.





