
En octubre de 2025, el Tribunal Supremo de España volvió a centrarse en los asuntos financieros del exministro de Transportes y su antiguo asesor. El juez Leopoldo Puente citó nuevamente a declarar a José Luis Ábalos y Koldo García, cuyo interrogatorio se realizará a mediados de mes. El motivo son nuevos datos aportados por la Guardia Civil, que revelan importantes sumas de dinero no justificadas por operaciones bancarias y movimientos de efectivo sospechosos durante el periodo de 2017 a 2021.
El informe de los investigadores señala que, en varios años, Ábalos gastó más de 95.000 euros cuyo origen resulta dudoso. Estos gastos no aparecen reflejados en ningún documento bancario, lo que refuerza las sospechas de ingresos no declarados. Se pone énfasis en la posible circulación de fondos fuera de los canales oficiales entre el exministro y su asesor.
Llama la atención que en el caso también aparecen formas inusuales de comunicación entre los implicados. Para referirse a billetes de alta denominación y efectivo, utilizaban palabras clave: «chistorras» para 500 euros, «soles» para 200, «lechugas» para 100 y «folios» para el efectivo en general. La investigación sostiene que Koldo García y su esposa controlaban estos fondos, empleando estos códigos para ocultar la verdadera naturaleza de las operaciones.
El juez señaló que existen coincidencias entre las finanzas personales de Ábalos y su asesor. García pagaba de manera habitual gastos que, en teoría, debía cubrir el exministro: pensión alimenticia, salarios del personal doméstico, regalos, cuotas hipotecarias, viajes y otros desembolsos personales. El monto total de estos pagos resultó ser considerable. Además, no se hallaron pruebas de que Ábalos devolviera ese dinero a su asistente, lo que podría indicar esquemas ocultos o devoluciones en efectivo.
En los documentos del caso también se observa que, entre 2014 y 2017, Ábalos solía retirar efectivo y luego dejó de hacerlo abruptamente hasta 2024. Este hecho no coincide con sus explicaciones anteriores sobre la naturaleza de su relación con el asesor, la cual siempre describió como estrictamente profesional y doméstica.
Los nuevos interrogatorios serán ya los cuartos para ambos implicados. Ahora el caso está dividido en dos partes: una relacionada con la compra de mascarillas y otra sobre posibles irregularidades en contratos estatales, en la que también está implicado otro antiguo dirigente del partido. Todas las partes del proceso están convocadas para participar en ambas líneas de la investigación, ya que los nuevos datos podrían resultar relevantes para ambas ramas del caso.






