
Un tribunal español ha dictado sentencia en el caso del exdirector de la Oficina Antifraude de Cataluña (Oficina Antifraude de Cataluña, OAC), Daniel de Alfonso. Tendrá que devolver al Estado 82.341 euros que recibió durante su mandato entre 2011 y 2016. Esta cantidad se considera un pago indebido, aunque inicialmente se le reclamaban más de 200.000 euros. El tribunal ha tenido en cuenta que parte de las reclamaciones ya no pueden ser cobradas debido a la prescripción.
Durante el proceso judicial se constató que De Alfonso, al frente de la OAC, recibió pagos que no correspondían a sus responsabilidades. En concreto, siguió percibiendo complementos por antigüedad a pesar de haber asumido un nuevo cargo. La resolución judicial subraya que la actuación del exfuncionario fue extremadamente negligente y derivó en un exceso significativo de ingresos respecto a lo establecido.
El juicio también abordó la cuestión de los plazos de prescripción. Se determinó que todos los pagos realizados antes de finales de marzo de 2013 ya no podían ser recuperados por el Estado. La fecha clave fue marzo de 2018, cuando se aprobó el informe de actividad de la OAC. Desde ese momento comenzó a contar un plazo de cinco años, tras el cual parte de las reclamaciones fueron declaradas prescritas.
Repercusión política y dimisión
Daniel de Alfonso dirigió durante cinco años el organismo anticorrupción de Cataluña. Su carrera terminó en 2016 tras un sonado escándalo provocado por la publicación de grabaciones de audio de sus conversaciones con el entonces ministro del Interior de España, Jorge Fernández Díaz. En dichos diálogos se trataban investigaciones contra políticos de los partidos ERC y CDC, así como posibles tramas de corrupción vinculadas a empresas y familiares de figuras políticas destacadas.
Tras la difusión de las grabaciones, el Parlamento de Cataluña aprobó la destitución de De Alfonso por mayoría. En la resolución parlamentaria se subrayaba que sus actuaciones contravenían los principios de independencia, objetividad y confidencialidad que deben regir a los responsables de organismos anticorrupción.
Detalles de la investigación y próximos pasos
Durante la investigación, se descubrió que De Alfonso compartía con el ministro información sobre casos relacionados con empresas donde trabajaban familiares de líderes de partidos políticos. Concretamente, se hacía referencia a la empresa Cespa, filial de Ferrovial, y a posibles irregularidades en la promoción profesional de parientes de exministros del gobierno autonómico. Aunque las pruebas de varios episodios fueron consideradas insuficientes, el simple hecho de intercambiar información y debatir casos con miembros del gobierno central generó una fuerte repercusión social.
La sentencia judicial permite la posibilidad de apelación. De Alfonso puede recurrir ante una instancia superior. Mientras tanto, el caso sigue siendo el centro de atención, ya que aborda cuestiones de transparencia y responsabilidad en el funcionamiento de los organismos públicos de Cataluña.





