
Mientras en otras partes de España la gente empieza a pensar en ropa de abrigo, en Garrucha el verano parece no querer marcharse. Aquí la temperatura sigue siendo agradable y el mar invita a darse el último baño de la temporada. Los paseos por el paseo marítimo durante la llamada ‘hora dorada’ se convierten en un auténtico ritual: las terrazas de los cafés se llenan de personas que disfrutan de la luz suave y de la brisa salina.
Garrucha se enorgullece de su lema «Ex mari orta» — «nacida del mar». La historia de la localidad está estrechamente ligada a su puerto: antaño desde aquí se exportaba mineral de la Sierra Almagrera y hoy el puerto es el corazón de la pesca y el turismo en la parte oriental de Almería. El paseo marítimo central, el Malecón, se extiende junto al mar por más de un kilómetro. La barandilla de mármol blanco de Macael se ha convertido en un símbolo reconocible del municipio. Aquí siempre se escucha el rumor de las olas, hay olor a sal, y a lo lejos pueden verse los barcos de pesca.
La playa de Las Escobetas es el mayor orgullo de Garrucha. Su amplia franja de arena, ideal para el disfrute de familias, se extiende a lo largo de la ciudad. Es una playa artificial, por lo que la arena es especialmente fina y agradable. El agua es tranquila y todas las comodidades están a pocos pasos. Por la tarde, la vida se traslada al puerto y al paseo marítimo. Si tienes la suerte de presenciar la descarga del pescado y la subasta en la lonja, podrás ver cómo funciona la economía local: emoción, voces, cifras… todo forma parte del día a día.
La gastronomía es otro de los sellos distintivos de Garrucha. La gamba roja, criada en estas aguas, es considerada una auténtica delicatessen. Los pescadores locales la cuidan con esmero, y en otoño se celebra en la ciudad un festival dedicado especialmente a este producto. Tanto turistas como residentes aprovechan para degustar la gamba a la parrilla, un imprescindible en la visita.
Entre los baños de mar y la degustación de tapas, merece la pena subir hasta el castillo de Jesús Nazareno (Castillo de Jesús Nazareno), conocido también como el castillo de Las Escobetas. Esta fortaleza del siglo XVIII alberga hoy el museo Nautarum, donde se pueden descubrir las tradiciones marineras y pesqueras que han marcado el carácter de la ciudad. Otro punto a favor de Garrucha es su cercanía a otros lugares de interés. Mojácar y Vera se encuentran a solo 10-12 kilómetros, y el parque natural de Cabo de Gata-Níjar está muy cerca, situando a Garrucha como un excelente punto de partida para explorar la región.
El clima, el ambiente, los sabores y aromas permiten a Garrucha mantener el espíritu veraniego hasta finales de septiembre. Aquí nadie tiene prisa por despedirse del calor, y cada día se convierte en una pequeña fiesta junto al mar Mediterráneo.





