
En los últimos meses, en los eventos multitudinarios de Madrid se observa cada vez con más frecuencia un accesorio inusual en las muñecas de los asistentes: pulseras capaces de detectar sustancias peligrosas en las bebidas. Esta innovación busca aumentar la seguridad en las celebraciones y festivales de la ciudad, donde tradicionalmente se reúnen grandes multitudes.
La empresa Celentis, con sede en Valencia, está a cargo del desarrollo de estas pulseras. El funcionamiento del sistema es sencillo: basta con mojar el dedo en la bebida, depositar una gota en la zona especial de la pulsera y esperar unos segundos. Si el sensor cambia de color, es una señal de la presencia en el líquido de sustancias como GHB, escopolamina (burundanga), MDMA y otras drogas utilizadas para el sometimiento químico.
Celentis surgió como una startup con el apoyo de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Valencia. Inicialmente, los científicos desarrollaron reactivos para detectar GHB y escopolamina, pero el formato original — un líquido en frascos — resultó poco práctico para su uso en fiestas y conciertos. En 2024, a petición del gobierno de la Comunidad Valenciana, se creó una versión compacta y discreta: una pulsera similar a un pase de festival, pero con un sensor integrado.
Desde entonces, decenas de miles de pulseras han sido adquiridas por municipios y entidades estatales. En Madrid, ya se han utilizado durante las fiestas en los barrios de Pinto y Chamberí. Cada pulsera está equipada con uno o dos sensores: el naranja detecta GHB y cambia de color a verde oscuro, mientras que el amarillo reacciona a sustancias con grupo amino, incluyendo ketamina, metanfetamina, escopolamina y MDMA, y se vuelve rojo al detectar la presencia de drogas.
Si bien los casos de uso de escopolamina en España son poco frecuentes, fue incluida en la lista en respuesta a la demanda pública. En el país, la sustancia que se encuentra con mayor frecuencia es el GHB, ya que es fácil de sintetizar y los componentes necesarios están disponibles incluso en tiendas en línea.
Celentis colabora principalmente con organismos públicos, pero en ocasiones suministra pulseras a organizaciones sociales y asociaciones si no pueden realizar pedidos grandes. La empresa destaca que el producto cumple una importante función social y debe estar disponible donde realmente se necesita.
Las pulseras son fáciles de usar y no requieren preparación especial. Basta con aplicar una gota de la bebida en el sensor para obtener el resultado. El sistema puede detectar incluso las concentraciones más bajas de GHB —a partir de 0,1 mg/ml— y la reacción se produce de inmediato. Las pulseras están fabricadas con Tyvek, un material resistente e impermeable, y pueden reutilizarse si el sensor no se ha activado. El diseño puede adaptarse a un evento concreto añadiendo un logotipo, un código QR con instrucciones o incluso un chip NFC para pagos dentro del festival.
En Pinto, las pulseras se distribuyeron en puntos informativos especiales durante las fiestas locales. Si se detecta una sustancia sospechosa, los organizadores recomiendan acudir inmediatamente a la policía o llamar al 112. Esta medida forma parte de un programa integral de seguridad que incluye control de acceso, trabajo de unidades caninas y videovigilancia.
Según los desarrolladores, el éxito de las pulseras se debe a su simplicidad y eficacia. No interfieren en el disfrute de las fiestas, pero permiten a cada persona controlar su propia seguridad. La empresa planea ampliar la distribución de las pulseras y convertirlas en un elemento habitual no solo en fiestas locales, sino también en conciertos, clubes y otros lugares de gran afluencia.
Hasta ahora no se han registrado casos de detección de drogas con pulseras en Madrid, pero los expertos creen que su mera presencia tiene un efecto disuasorio. La posibilidad de comprobar rápidamente una bebida reduce el riesgo y devuelve a las personas la confianza en su seguridad en fiestas y festivales.





