
La temporada de verano 2025 en España está en pleno apogeo y, con ella, llega no solo la oportunidad de disfrutar del sol en las playas y terrazas, sino también el riesgo de sufrir quemaduras solares. El enrojecimiento, la sensación de tirantez y el escozor son signos claros de que la piel ha recibido un exceso de radiación ultravioleta. La experta española en dermocosmética Ana Santamarina compartió recomendaciones para minimizar los daños y acelerar la recuperación de la piel.
El primer paso ante signos evidentes de quemadura debe ser reducir la inflamación. Los especialistas aconsejan aplicar de inmediato una compresa fría sobre la zona afectada. Justo después, se recomienda utilizar un bálsamo reparador que contenga óxido de zinc. Este componente crea una barrera protectora sobre la piel irritada, la calma, favorece la cicatrización y posee un suave efecto antiséptico. El resultado será aún más efectivo si el producto también incluye pantenol en una concentración del 5% o extracto de centella asiática (Centella asiatica).
Después de pasar un día al sol, la piel necesita una hidratación intensa; sin embargo, una crema corporal habitual puede no ser lo suficientemente eficaz. Según los expertos, los productos especializados para después del sol se diferencian de los hidratantes normales. Tienen una textura ligera y refrescante, y contienen principios activos enfocados en la reparación. Los ingredientes clave son el pantenol (5%), conocido por sus potentes propiedades regeneradoras e hidratantes; centella asiática, que calma y reduce la inflamación; y beta-glucano, un polisacárido que disminuye el enrojecimiento y estimula la renovación celular. Para el rostro, se recomienda además utilizar una mascarilla calmante, preferiblemente con beta-glucano, para una sensación instantánea de frescura.
Uno de los errores más comunes y peligrosos es intentar eliminar por cuenta propia la piel descamada. Los expertos desaconsejan totalmente esta práctica. Intentar arrancar las células muertas del epidermis puede dañar la nueva capa de piel, que aún es muy fina y sensible. Estas acciones aumentan notablemente el riesgo de infección, microlesiones y aparición de manchas pigmentarias en el futuro. El proceso de regeneración debe llevarse a cabo de forma natural, sin intervención externa.
Cuando la piel ya ha sido dañada por el sol, su protección se convierte en una prioridad absoluta. Es fundamental evitar por completo la exposición solar adicional. Además, el uso de protectores solares convencionales con filtros químicos puede provocar irritación adicional. Por ello, durante el periodo de recuperación, los especialistas recomiendan optar por prendas con factor de protección ultravioleta (UPF) y evitar la luz solar directa durante varios días, hasta la completa cicatrización.
Durante la recuperación de la piel, también se recomienda evitar el uso de exfoliantes, peelings y cualquier producto abrasivo. Además, es mejor prescindir de productos que contengan componentes potencialmente irritantes, como aceites esenciales, mentol o alcanfor, ya que pueden agravar el estado de la piel lesionada.





