
Con la llegada de la temporada cálida, muchos residentes en España modifican sus rutinas diarias. Incluso después de las vacaciones se mantiene un ritmo de vida más relajado, lo que a menudo provoca alteraciones en los horarios de las comidas. Expertos médicos advierten que estos cambios, en particular saltarse el desayuno o el almuerzo, pueden afectar negativamente la salud del sistema digestivo.
Según el doctor Enrique Rey, profesor y vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (Universidad Complutense de Madrid), la alimentación irregular es una de las principales causas del desarrollo de la dispepsia funcional. Esta condición, conocida popularmente como indigestión, se manifiesta con síntomas como distensión, sensación de pesadez y dolor en la parte superior del abdomen.
Los especialistas explican que saltarse las comidas altera los procesos naturales del organismo. El estómago sigue produciendo ácido, pero al no haber alimentos que lo neutralicen, el ácido empieza a irritar la mucosa gástrica. Esto aumenta el riesgo de desarrollar gastritis y acidez. Además, desviarse del horario habitual de las comidas por más de dos horas duplica la probabilidad de infección por la bacteria Helicobacter pylori, que también favorece la aparición de gastritis. El sistema digestivo pierde su ritmo habitual, lo que provoca una mayor sensibilidad y sensación de malestar.
Los síntomas de la dispepsia funcional pueden empeorar con el consumo de ciertos alimentos. Las comidas grasas retrasan el vaciado gástrico y provocan sensación de plenitud e hinchazón. Los platos picantes que contienen capsaicina activan los receptores del dolor en el tracto gastrointestinal, desencadenando ardor y dolor. Las bebidas carbonatadas, por su parte, llenan el estómago de gas, lo que provoca eructos y sensación de presión.
El malestar constante asociado a la dispepsia reduce notablemente la calidad de vida. El dolor, la hinchazón y la pesadez estomacal dificultan la concentración en el trabajo o los estudios, disminuyen el nivel de energía y afectan negativamente la actividad social y el descanso nocturno. Como resultado, cae la productividad y empeora el bienestar general.
Las estadísticas en España muestran que la dispepsia funcional se presenta con mayor frecuencia en personas jóvenes. El índice más alto (10,2%) corresponde al grupo de 18 a 39 años. En adultos de mediana edad (40-65 años) desciende al 6,4%, y en los mayores de 65 años — al 3,9%. Los expertos relacionan esto con una mayor exposición al estrés entre los jóvenes, así como hábitos alimentarios irregulares y un mayor consumo de irritantes como alcohol, cafeína, tabaco y ciertos analgésicos.
Para prevenir y aliviar los síntomas de la dispepsia, los médicos recomiendan mantener un horario regular de comidas. La dieta mediterránea puede servir de base para la alimentación. Es aconsejable evitar los alimentos grasos, picantes y las bebidas gaseosas. Se recomienda incluir en el menú productos como manzanas, peras, plátanos, calabacines, zanahorias, espinacas, así como arroz, pan integral, yogur natural y aceite de oliva.
Los aperitivos entre las comidas principales también pueden alterar el funcionamiento del sistema digestivo, generando una carga constante sobre el estómago. A menudo, para los refrigerios se eligen alimentos poco saludables — como patatas fritas, dulces o bebidas azucaradas— que, por sí mismos, son desencadenantes de la dispepsia.
Para aliviar los síntomas también pueden emplearse remedios naturales. Estudios demuestran la eficacia de la combinación de aceites esenciales de menta y comino de calidad farmacéutica, los cuales ayudan a reducir el dolor, la hinchazón y la sensación de saciedad temprana. Sin embargo, el factor clave sigue siendo mantener hábitos saludables: comer a la misma hora, priorizar alimentos frescos y ligeros, beber suficiente agua y limitar el consumo de alcohol y café.






