
El final del periodo vacacional para muchos españoles no trae un aumento de energía, sino un bajón emocional. Aunque este fenómeno no está reconocido oficialmente como un trastorno, la mayoría lo conoce bien: apatía, irritabilidad y una sensación constante de cansancio acompañan la vuelta a la rutina laboral. Adaptarse del estado de total relajación a un entorno de plazos y obligaciones afecta, según algunas estimaciones, hasta al 65% de la población. Más de un tercio de ellos necesita hasta dos semanas para recuperar su ritmo habitual. La psicóloga Pilar Conde, de Clínicas Origen, explica que el paso brusco del ocio absoluto a las tareas profesionales, junto con las responsabilidades familiares y personales, supone una carga enorme. Dado que el bienestar mental lidera por tercer año consecutivo la lista de preocupaciones médicas globales, superando incluso al cáncer, encontrar herramientas eficaces para gestionar el estrés se ha convertido en una prioridad.
Por eso hemos recurrido al conocido psicólogo y divulgador científico Rodrigo Díaz-Carazo. Él compartió un método sencillo pero eficaz que permite recuperar el equilibrio en situaciones de estrés en solo un minuto. Esta técnica, que no requiere condiciones especiales, está al alcance de cualquier persona que sienta que pierde el control de sus emociones en medio de una jornada tensa. El método consta de cinco pasos consecutivos.
El primer paso es hacer una pausa. Tan pronto como percibas que tus pensamientos se aceleran y la tensión aumenta, es necesario detenerte. Busca un punto de apoyo: siéntate o apóyate contra la pared. Relaja los hombros, permite que tu cuerpo se suelte. Coloca una mano sobre el pecho o el abdomen; este simple contacto físico ya envía una señal de seguridad al organismo y ayuda a reducir el ritmo. A continuación, realiza una respiración consciente. Inhala lenta y profundamente por la nariz contando hasta cuatro, mantén la respiración durante dos segundos y luego exhala suavemente por la boca durante seis segundos. Repetir este ciclo (4-2-6) tres veces activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de disminuir el nivel de estrés.
El tercer paso es la visualización. Cierra los ojos e imagina un lugar donde te sientas absolutamente tranquilo y seguro. Puede ser un recuerdo real o una imagen creada por ti: una playa al atardecer, una cabaña acogedora en las montañas, tu sillón favorito en casa. Lo importante es sumergirte en esa escena activando todos los sentidos: colores, sonidos, aromas. Cuanto más detallada sea la imagen, más fácil será para tu cuerpo creer que realmente estás allí. El cuarto paso consiste en fijar este estado con una palabra o frase. Mientras mantienes esa imagen en tu mente, repite mentalmente una breve frase ancla: «Estoy a salvo», «Aquí me siento bien» o «Siempre puedo volver aquí».
El quinto y último paso es un regreso suave. Abra lentamente los ojos, estírese suavemente, despéjese. Antes de volver a tus actividades, observa a tu alrededor e intenta mantener dentro de ti esa sensación de calma y tranquilidad que has alcanzado. Las estadísticas muestran que las generaciones más jóvenes y las mujeres son más propensas al estrés; por lo tanto, esta práctica puede ser especialmente útil para ellas. No se puede permitir que se repita la situación del año pasado, cuando casi uno de cada tres trabajadores en España tuvo que ausentarse por baja médica debido al agotamiento emocional. No es casualidad que la Organización Mundial de la Salud llame al estrés la “epidemia del siglo XXI”. Sin embargo, combatirla empieza por lo más pequeño: un minuto que cada uno puede dedicar a sí mismo.





