
En la Costa Brava, dentro del Parque Natural de Cap de Creus, se encuentra una cala casi secreta cuyos paisajes recuerdan a la costa del Adriático. Se trata de Cala Jugadora, una pequeña playa apartada cerca de Cadaqués, que se ha convertido en un auténtico descubrimiento para quienes buscan naturaleza salvaje, tranquilidad y disfrutar del buceo.
Esta cala, de apenas quince metros de longitud, está protegida por formaciones rocosas y matorrales de enebro. Esta ubicación proporciona un ambiente íntimo y tranquilo, incluso en plena temporada de verano. La ausencia de infraestructuras turísticas y el espacio limitado refuerzan la sensación de aislamiento. Además, una barrera natural de rocas protege la cala de la fuerte tramontana, el viento del norte característico de Cap de Creus, lo que mantiene el agua sorprendentemente calma.
El mar en Cala Jugadora sorprende por su transparencia y su gama de colores: desde azul intenso hasta verde esmeralda. Es un auténtico paraíso para aficionados al snorkel y al buceo. Bajo el agua se pueden observar bancos de salpas, sargos plateados y otras especies de peces que merodean entre las rocas. En el fondo se extienden praderas de posidonia, donde habitan estrellas de mar, erizos e incluso pequeñas morenas, lo que añade un toque de misterio a la exploración submarina.
La cala forma parte de la reserva natural integral de Cap de Creus, una de las zonas más protegidas de Cataluña. El paisaje único de este lugar ha sido modelado por la acción de los vientos, que pueden alcanzar velocidades de hasta 150 km/h, y por la erosión marina. Estos entornos agrestes pero pintorescos inspiraron en su día a genios como Salvador Dalí y el escritor Josep Pla. La flora del parque incluye especies endémicas, como el seseli de Farreny, que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Se pide a los visitantes que sigan estrictamente las normas: no salirse de los senderos señalizados y no dejar basura.
Para llegar a Cala Jugadora, primero hay que ir a Cadaqués y desde allí tomar la carretera serpenteante GI-614 en dirección al faro de Cap de Creus. Desde el faro parte un sendero peatonal que conduce a la cala. Los amantes de las largas caminatas pueden optar por una ruta alternativa: un sendero de siete kilómetros a lo largo de la costa. La mejor hora para visitar es a primera hora de la mañana, así como en junio y septiembre, cuando la temperatura del agua es agradable y hay menos turistas.






