
En pleno corazón de Cantabria, entre las verdes colinas y los pastos de los Valles Pasiegos, se ha conservado una tradición culinaria que se ha convertido en una auténtica seña de identidad de la región. Se trata del sobao pasiego, un famoso bizcocho que ha conquistado desde hace tiempo no solo a los habitantes locales, sino también a viajeros de toda España.
El sobao pasiego no es simplemente un dulce: es parte del patrimonio cultural de Cantabria. Su sabor intenso, la textura esponjosa y el aroma inconfundible convierten este postre en una parada obligatoria en cualquier ruta gastronómica por el norte del país. Pese a su alto contenido en azúcar y calorías, resulta difícil resistirse al sobao, incluso para los más estrictos seguidores de la alimentación saludable.
La historia de este manjar se remonta al pasado. Originalmente, el sobao se elaboraba con miga de pan, mantequilla, azúcar y masa madre, lo que permitía aprovechar el pan sobrante de las panaderías. Con el tiempo, la receta fue perfeccionándose y, en 2004, el sobao pasiego obtuvo la denominación de Indicación Geográfica Protegida (IGP), reconocimiento que certifica su singularidad a nivel europeo.
Hoy en día, el sobao pasiego es no solo un símbolo de la repostería cántabra, sino también una oportunidad para que los turistas conozcan las tradiciones de la región. Cada verano, en los Valles Pasiegos se organizan talleres donde los visitantes pueden amasar, hornear y llevarse a casa sus propios sobaos. Estas actividades combinan gastronomía, cultura y participación activa, convirtiendo una simple degustación en una auténtica aventura para toda la familia.
Una panadería familiar especialmente popular es Sobaos Joselin, situada en la localidad de Selaya. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de visitas guiadas por la fábrica, degustaciones y talleres prácticos, donde, bajo la supervisión de maestros panaderos, se aprenden los secretos de la elaboración del sobao según las recetas tradicionales. Esta tradición ha sido transmitida en la familia Joselin desde mediados del siglo XX, cuando Antonia García Mazorra comenzó a hornear los primeros sobaos en Vega de Pas durante los años de la posguerra. Desde entonces, el negocio ha crecido, manteniéndose fiel a la receta original y a la calidad de los ingredientes.
Hoy en día, Joselin no solo produce los famosos sobaos y otros postres, sino que también abre sus puertas a quienes desean conocer más sobre la repostería cántabra. En sus talleres se pueden probar productos recién hechos y aprender a prepararlos. El programa está dirigido a adultos y niños, los grupos no superan las 18 personas, y cada participante se lleva a casa cuatro sobaos horneados por él mismo.
El precio de la actividad varía según el formato: la visita con degustación cuesta 3 euros (gratis para menores de seis años), mientras que el taller de dos horas tiene un precio de 23 euros para adultos y 16 euros para niños hasta 12 años. Todas las actividades requieren reserva previa.
La panadería Joselin combina con éxito la tradición y la innovación. Sus productos cuentan con certificados europeos de calidad y, en 2010, la empresa fue galardonada con el premio nacional a la innovación entre mujeres rurales. En 2013, la compañía fue reconocida por la Asociación de Cocineros de Cantabria por su contribución al desarrollo de la cocina regional.
Con la llegada de la tercera generación de la familia, encabezada por Laura Riva Sainz, Joselin se expandió al mercado internacional, manteniendo la autenticidad y el trabajo artesanal. La oferta incluye sobaos clásicos, versiones gigantes con chocolate o arándanos, cheesecakes tradicionales de Cantabria y exclusivos postres de temporada que solo están disponibles ciertos días del mes.
Participar en un taller en Joselin se ha convertido en una de las actividades más populares en los valles pasiegos. No solo es una oportunidad para probar el famoso postre, sino también para acercarse a la historia y la cultura de Cantabria y descubrir por qué el sobao pasiego se ha convertido en un verdadero símbolo regional y motivo de orgullo para sus habitantes.
La panadería Joselin se encuentra en la calle Pola, 3, Selaya (Cantabria). Los talleres duran aproximadamente dos horas y están pensados tanto para adultos como para niños. Cada participante elabora cuatro sobaos, que puede llevarse a casa.
Un recorrido gastronómico por los valles pasiegos no solo es una manera de conocer la naturaleza y las tradiciones de Cantabria, sino también una experiencia única que permanecerá en la memoria. El sobao pasiego es más que un postre: es parte de la historia, y se puede saborear.






