
Cuando el bullicio de la gran ciudad agota y el alma anhela tranquilidad y colores vivos, muchos madrileños buscan refugio fuera de la urbe. En otoño, este deseo se intensifica especialmente. A poco más de una hora de la capital, en la provincia de Ávila, se encuentra un rincón natural que parece salido de un cuento de hadas. Hablamos de la reserva natural Valle de Iruelas, donde se esconde un auténtico tesoro: un bosque milenario de castaños conocido como El Castañar de El Tiemblo.
Cada año, con la llegada del fresco, este bosque se transforma por completo. Sus laderas se tiñen de un denso manto de hojas naranjas, doradas y rojizas. Pasear por sus senderos es sumergirse en una realidad distinta, donde el aire huele a tierra húmeda y hojas caídas. Los majestuosos castaños, los robles centenarios y los helechos crean una atmósfera casi mágica. Es fácil encontrar castañas bajo los pies, pero la administración del parque insiste en no recogerlas. Aunque su valor alimenticio para el ser humano sea bajo, estos frutos son esenciales para la fauna local. Jabalíes, ardillas y ratones de campo se alimentan de ellos; son un recurso vital en estas tierras.
«El Abuelo»: el guardián de los secretos del bosque
La indiscutible protagonista y el corazón de este bosque es el monumental castaño al que los vecinos, con cariño, llaman «El Abuelo». Este gigante tiene más de quinientos años. Su imponente tronco, que alcanza los 16 metros de perímetro, y su copa de 19 metros de altura despiertan sincera admiración. El tronco está hueco por dentro, testigo vivo de su larga y dura existencia, de su lucha contra los elementos y el paso del tiempo. «El Abuelo» no solo se ha convertido en el símbolo del bosque, sino también en uno de los árboles más fotografiados de toda Castilla y León. Representa la resistencia de la naturaleza y el vínculo inquebrantable entre generaciones.
Un paseo por el sendero de los gigantes
Para disfrutar plenamente de la belleza de este lugar y descubrir su mayor atractivo, a los visitantes se les propone recorrer un itinerario especialmente señalizado. El «Sendero de El Castañar» es una ruta circular de algo más de cuatro kilómetros. Parte desde la zona recreativa de El Regajo y es perfecta para un paseo tranquilo en familia, incluidos los animales de compañía. El camino es sencillo y permite descubrir los rincones más pintorescos del soto, llevando poco a poco a los caminantes hasta el legendario «Abuelo».
Cómo preservar una belleza frágil
La popularidad de este enclave natural crecía año tras año, lo que inevitablemente impactó en su ecosistema. El constante flujo de turistas generó serias preocupaciones sobre la conservación de un paisaje único. El exceso de presión humana, especialmente el pisoteo del suelo, empezó a poner en riesgo la capa fértil y el sistema de raíces de los árboles. Por ello, las autoridades se vieron obligadas a implementar medidas restrictivas. En otoño, durante la temporada alta de visitas, el acceso al bosque los viernes, sábados, domingos y festivos está regulado. Ahora, para visitar en estos días es necesario adquirir una entrada online con antelación. De lunes a jueves, el acceso sigue siendo libre. Se puede entrar a la zona a pie, en vehículo privado o en un autobús municipal especial, y el precio de la entrada varía según la opción elegida. Estas medidas buscan proteger el frágil equilibrio del ecosistema y garantizar que las futuras generaciones también puedan disfrutar de esta belleza increíble.
A pesar de las restricciones implantadas, el Castañar de El Tiemblo no ha perdido su encanto. Este bosque en las montañas de Ávila sigue siendo uno de los destinos otoñales más impresionantes de España. Su gama de colores, el silencio sobrecogedor y la majestuosidad del castaño patriarca crean el escenario perfecto para desconectar del bullicio urbano y reencontrarse con la naturaleza. Pararse bajo la sombra de su copa centenaria es tocar la historia, la belleza y tomar conciencia de la importancia de cuidar uno de los rincones verdes más valiosos de Castilla y León.





