
La pérdida de interés por los estudios entre los adolescentes en Cataluña se está convirtiendo en un problema cada vez más visible. Los jóvenes se enfrentan a dificultades que a menudo los llevan a abandonar prematuramente la escuela o el instituto. Detrás de estas cifras frías hay historias reales: de desilusión, inseguridad y búsqueda de apoyo.
Muchos adolescentes, como Eliel, de 20 años, en algún momento pierden la motivación. De pequeño disfrutaba aprendiendo, pero en los últimos cursos empezó a faltar a clase. Los profesores no confiaban en sus capacidades y él mismo se sentía fuera de lugar. Tras un intento fallido de terminar la educación obligatoria, tuvo la suerte de encontrar un mentor que le ayudó a recuperar la confianza. Ahora Eliel trabaja en una farmacia, pero reconoce: no todos consiguen encontrar ayuda a tiempo.
Una situación similar vivió Ainoa, que tuvo que dejar los estudios por problemas personales y psicológicos. Solo gracias a una beca pudo volver a clase. Está convencida de que el sistema de apoyo necesita una revisión: muchos no reciben la ayuda que realmente necesitan. Judith, otra participante de la iniciativa, recuerda cómo las dificultades económicas y las constantes comparaciones con sus compañeros minaron su autoestima. Ana, por su parte, se vio obligada a interrumpir sus estudios por enfermedad y la falta de flexibilidad del sistema educativo, aunque más tarde pudo retomarlos gracias a una organización benéfica.
Cartas de jóvenes: una llamada al cambio
Este año, cientos de jóvenes catalanes compartieron sus historias para llamar la atención sobre este problema. De las 300 cartas enviadas a la fundación, 135 fueron remitidas al parlamento regional. Los jóvenes exigen aumentar el número de psicólogos y tutores escolares, así como facilitar el acceso a becas. Consideran que solo así se puede reducir el abandono escolar temprano.
Las estadísticas confirman una tendencia preocupante: en Cataluña, alrededor del 13,7% de los jóvenes de entre 18 y 24 años no finalizan la educación secundaria. Es una cifra superior a la media de España y de la Unión Europea. El problema afecta a unas 70.000 personas y es especialmente grave entre quienes afrontan dificultades económicas o familiares.
Las autoridades responden: nuevos programas y planes
Las autoridades regionales ya han comenzado a implementar nuevas medidas. El programa Reconnect-es ha permitido que el 15% de quienes habían abandonado sus estudios vuelvan a las aulas. Próximamente, se pondrá en marcha un plan integral para combatir el abandono escolar temprano. Se prioriza la ampliación del número de tutores en los colegios y el aumento de fondos destinados a becas.
Expertos advierten que, sin cambios profundos en la política educativa y un mayor apoyo a los jóvenes, la situación podría empeorar. Es fundamental no solo detectar los problemas, sino también crear condiciones para que cada adolescente pueda acceder a la educación y desarrollar su potencial.






