
En los últimos años, Ceuta y Melilla están viviendo una verdadera transformación. Tras la casi desaparición de los lazos comerciales tradicionales con Marruecos, ambas autonomías apostaron por la economía digital. Ahora aquí se concentra más del 60% de todas las licencias españolas de juego en línea, y el número de empleos en este sector crece cada mes.
La apertura oficial de la aduana comercial en Ceuta, en septiembre del año pasado, no tuvo el efecto esperado. Durante un mes, solo un cargamento —un camión de arena— cruzó la frontera. En Melilla, la situación es aún más estancada: tras la reanudación formal de la actividad aduanera, no se ha registrado ni un solo envío. Aunque las autoridades insisten en el pleno funcionamiento de los pasos fronterizos, los empresarios denuncian restricciones interminables y la imprevisibilidad por parte de Marruecos. Como resultado, el comercio prácticamente se ha paralizado y los emprendedores buscan nuevas vías de desarrollo.
Inspiradas por el ejemplo de Gibraltar, Ceuta y Melilla apostaron por los juegos en línea. Aquí operan regímenes fiscales especiales: los impuestos sobre beneficios y las cotizaciones sociales son considerablemente más bajos que en el resto de España. Por ejemplo, en Ceuta, el impuesto de sociedades para las empresas de juego es solo del 10%, y durante los dos primeros años llega a ser del 7,5%. Esto ha atraído a decenas de grandes operadores, entre ellos gigantes como Betway, Beltfair y William Hill. En Melilla también se observa la llegada de nuevas empresas, incluida la sueca Glitnor.
Según datos de la empresa municipal Procesa, el volumen de negocio del sector de juego online en Ceuta alcanzó el año pasado los 7.500 millones de euros, un 12% más que el año anterior. La contribución de este sector al PIB de la ciudad fue de 155 millones de euros, lo que representa el 8,2% de toda la economía local. En Melilla, las cifras son más modestas; sin embargo, los juegos online ya representan el 17% de todas las licencias españolas y generan más de un millar de empleos.
Las autoridades locales promocionan activamente sus ventajas fiscales en ferias internacionales como ICE Gaming de Londres. En las ciudades se imparten cursos para formar especialistas y así reducir el desempleo juvenil, que supera el 60%. Sin embargo, no todos ven positivamente esta evolución. Algunas fuerzas políticas y organizaciones sociales advierten del riesgo de un aumento de la ludopatía y de los problemas sociales asociados.
Paralelamente, los intentos de reactivar el comercio tradicional con Marruecos se encuentran con barreras burocráticas. A diferencia de otros puertos españoles, aquí solo se permite la entrada de una lista limitada de productos y la tramitación de los documentos puede tardar semanas. El pequeño comercio sufre y muchos empresarios se ven obligados a cambiar de sector o a marcharse.
Expertos señalan que tras el Brexit, Gibraltar perdió parte de su atractivo para las empresas de juego, y ahora Ceuta y Melilla se están consolidando como nuevos polos de atracción para el juego online en España. Sin embargo, la cuestión sobre las consecuencias a largo plazo de esta estrategia económica para la población local sigue abierta.





