
España es considerada tradicionalmente uno de los destinos más populares para las vacaciones de playa gracias a su clima suave y la variedad de sus costas. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una nueva tendencia que ha llamado la atención tanto de turistas como de residentes locales: el aumento de los avistamientos de tiburones cerca de las costas del país.
Aunque para muchos esto pueda resultar sorprendente, los tiburones siempre han formado parte de la fauna marina de España. Sin embargo, los cambios climáticos, el aumento de la temperatura del agua y la pesca intensiva están alterando sus rutas habituales. Como resultado, cada vez es más frecuente que los tiburones se acerquen a la costa en busca de alimento o lugares de reproducción.
El mayor número de encuentros con tiburones se registra en las Islas Baleares, especialmente cerca de las costas de Mallorca y Menorca. En estas zonas, lo más habitual es avistar al tiburón azul (tintorera), que puede alcanzar un tamaño considerable, aunque normalmente no representa peligro para las personas. Generalmente, estos depredadores permanecen alejados de las playas, pero en ocasiones pueden verse muy cerca de la orilla si se desvían de su ruta o siguen bancos de peces.
En algunos casos, como en las playas de Can Pastilla y Cala Nova en Mallorca, así como cerca de la ciudad de Ciutadella en Menorca, tras la aparición de tiburones se ha restringido temporalmente el baño. Ante estas situaciones, las autoridades locales implementan rápidamente medidas de seguridad: piden a los bañistas que salgan del agua, refuerzan la vigilancia y colocan señales de advertencia.
La segunda región con mayor número de casos similares es la Comunidad Valenciana. Aquí también se han registrado incidentes poco frecuentes pero notorios con mordeduras leves, atribuidos a tiburones azules. En las últimas décadas, estos sucesos se reportaron en 1993, 2016 y 2023. Expertos subrayan que los tiburones no consideran a las personas como presas; la mayoría de los ataques ocurren por baja visibilidad o porque la silueta de una persona con traje de neopreno puede parecerse a la de una presa habitual.
En el norte del país, en Galicia y a lo largo de la costa del mar Cantábrico, también es posible encontrar tiburones, aunque aquí el agua es más fría y hay menos bañistas. En estas aguas abundan los tiburones peregrino, que pueden alcanzar hasta 10 metros de longitud y se alimentan exclusivamente de plancton. No representan ningún peligro para las personas. Además, en la zona a veces se observan tiburones pequeños, como la mielga y el tiburón gata moteado, que suelen permanecer a mayor profundidad o cerca de áreas de pesca.
Si observa un tiburón cerca de la orilla, es importante mantener la calma y salir del agua sin movimientos bruscos. No hay que entrar en pánico ni intentar llamar la atención del animal. Es fundamental seguir atentamente las indicaciones de los socorristas, que en estos casos actúan siguiendo protocolos establecidos. En las regiones donde existe mayor probabilidad de presencia de tiburones, como las Islas Baleares, la Comunidad Valenciana y la Costa Brava, se aplican medidas especiales de control: cierres temporales de playas, patrullas marítimas e instalación de banderas de advertencia.
A pesar de las preocupaciones, los expertos consideran que la presencia de tiburones cerca de la costa es un indicador de una ecosistema marino saludable. Estos depredadores desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio del océano. Su desaparición podría tener graves consecuencias para otras especies. La principal amenaza para los tiburones no son los humanos, sino la sobrepesca y la contaminación de los mares. Los biólogos señalan que el verdadero peligro para la naturaleza sería la desaparición total de los tiburones.




