
Con el inicio de una nueva campaña de recogida de aceitunas en la provincia de Jaén, se repite la misma escena de siempre: decenas de personas, en su mayoría forasteros, se ven obligadas a dormir en la calle. A pesar de las promesas anuales de los responsables políticos, el problema del alojamiento para los trabajadores temporales sigue sin resolverse. Desde hace varias semanas, en el centro de Jaén pueden verse grupos de personas que pernoctan en galerías comerciales, junto a cajeros automáticos, en la estación de autobuses e incluso en los túneles del recinto ferial.
Este año, la llegada de quienes buscan empleo en la campaña de la aceituna empezó antes de lo habitual. El motivo fue la finalización temprana de la vendimia en Castilla-La Mancha, lo que empujó a muchos migrantes hacia Andalucía en busca de nuevas oportunidades. Sin embargo, la infraestructura de la ciudad no estaba preparada para tal avalancha. Los albergues municipales abrieron tarde y la cantidad de plazas disponibles no cubre las necesidades reales. Como resultado, por las noches, decenas e incluso cientos de personas se ven obligadas a dormir en la calle.
Las autoridades discuten mientras la gente pasa frío
Las autoridades locales y el gobierno regional no logran ponerse de acuerdo sobre la financiación ni los plazos de funcionamiento de los albergues. El ayuntamiento de Jaén sostiene que se ve obligado a recurrir a sus propios recursos, ya que los fondos asignados solo alcanzan para parte de la temporada. Por su parte, los representantes regionales insisten en que la responsabilidad del alojamiento recae sobre el municipio. Mientras los políticos debaten, la carga recae sobre organizaciones sociales y voluntarios, que asisten a las personas sin techo con comida y ropa de abrigo.
En el centro de la ciudad ya han surgido asentamientos improvisados: en la zona del centro médico de La Alameda, varias decenas de personas han construido refugios temporales con materiales de fortuna. La situación se complica aún más porque, con la llegada del frío, dormir en la calle supone un riesgo serio para la salud.
Trabajo estacional y tensión social
Las autoridades provinciales aseguran que este año se han habilitado 14 albergues para trabajadores temporales, con capacidad para 557 personas. Sin embargo, la mayoría de estos centros solo abren a mediados de noviembre, cuando la campaña ya está avanzada. El año pasado, más de 5.000 personas utilizaron estos alojamientos y el número de pernoctaciones superó las 12.000. A pesar de ello, todos los años se repite la misma historia: los temporeros tienen que esperar al aire libre la apertura de los albergues, mientras que los vecinos y empresarios expresan su malestar con la situación.
Las autoridades regionales afirman que en la provincia hay suficientes residentes locales desempleados para cubrir las necesidades del sector agrícola y hacen un llamado a los migrantes para que no vengan sin acuerdos laborales previos. Sin embargo, en la práctica, la demanda de trabajadores temporales sigue siendo alta: solo este año se esperan casi 4 millones de jornadas laborales en la recogida de aceitunas.
Medidas de emergencia y perspectivas
Ante el agravamiento de la situación, las autoridades de Jaén y de ciudades cercanas como Úbeda se han visto obligadas a habilitar albergues temporales adicionales y alojar a personas en hoteles. Pero estas soluciones son provisionales y no abordan el problema de fondo. Los fondos para programas de apoyo disminuyen y el número de personas necesitadas no baja. Mientras los funcionarios discuten sobre la distribución de competencias y recursos, los trabajadores de temporada siguen durmiendo al raso, esperando que la situación cambie el próximo año.





