
En pleno centro de Madrid han comenzado los trabajos para retirar las estructuras de sombra que este verano cubrían parte de la Puerta del Sol. El desmontaje comenzó tarde por la noche y, según estimaciones de las autoridades municipales, se prolongará durante unas tres semanas. Esta duración se debe al complejo sistema de anclajes, los numerosos elementos y la necesidad de separar cuidadosamente los toldos de las fachadas de los edificios.
El coste total de las labores, que incluyen no solo el desmontaje, sino también la posterior limpieza, almacenamiento y posible reparación de los elementos, ascenderá a unos 200.000 euros. Las autoridades prevén volver a instalar los toldos la próxima primavera, cuando el calor regrese a Madrid.
Desde la instalación de estas estructuras la polémica no ha cesado en la plaza. El proyecto costó al presupuesto un millón y medio de euros y se llevó a cabo durante casi dos años, debido a la necesidad de adaptar cada detalle a los requisitos de protección del patrimonio cultural. Finalmente, los toldos cubrieron solo una pequeña parte de la vasta plaza, lo que generó decepción entre numerosos vecinos y políticos de la oposición.
Los críticos opinan que el Ayuntamiento tardó demasiado en buscar una solución a la falta de sombra en la renovada plaza. Tras la gran reforma, quedaron 12.000 metros cuadrados de espacio abierto sin un solo árbol. Los funcionarios explican los retrasos por la necesidad de obtener permisos de las autoridades de protección del patrimonio, ya que la plaza es considerada un Bien de Interés Cultural.
Desde el ayuntamiento aseguran que la instalación de toldos ha dado resultado: la temperatura bajo ellos descendió varios grados y la plaza se volvió un espacio más cómodo para los vecinos y turistas. Sin embargo, la oposición sostiene que estas medidas son solo una solución temporal que no resuelve el problema del sobrecalentamiento urbano ni el cambio climático. Según ellos, una verdadera transformación ‘verde’ es inviable debido a las características estructurales de la plaza: bajo la superficie, a solo 20 centímetros, se encuentra una losa de hormigón y, debajo de ella, el mayor nudo de transporte de la capital.
Mientras las autoridades municipales insisten en la eficacia de los toldos, ciudadanos y políticos debaten sobre el futuro de la principal plaza de Madrid. La cuestión de cómo hacer el centro más habitable y resistente al calor sigue abierta.




