
En 2025, España logró lo que llevaba décadas intentando: ahora Madrid recibirá información detallada sobre los movimientos de personas y mercancías a través de la base naval británica en Gibraltar. Esto fue posible tras la firma de un acuerdo político que define el futuro estatus de Gibraltar en sus relaciones con la Unión Europea.
La base militar en el Peñón estará ahora bajo una supervisión especial. Las autoridades españolas podrán rastrear quién y qué entra en las instalaciones militares, aunque no ejercerán un control directo como en los espacios civiles. De forma paralela, se reforzará el control en las áreas civiles: la policía española se encargará de las inspecciones en el aeropuerto y el puerto de Gibraltar, y todas las mercancías destinadas al enclave serán revisadas en la aduana de Algeciras (Cádiz).
Entre los cambios clave está la introducción en Gibraltar de un impuesto indirecto similar al IVA, con un tipo no inferior al 15%. Esta medida busca eliminar la competencia desleal para las empresas y reducir el riesgo de entrada ilegal de productos. Durante los próximos tres años, los impuestos especiales sobre tabaco, alcohol y combustible se irán aproximando gradualmente a los niveles europeos. Para combatir el contrabando, se establecerá un sistema de seguimiento de mercancías, y los permisos de residencia expedidos por Gibraltar deberán ahora ser coordinados con España para evitar registros ficticios.
El acuerdo no abarca el sector de los servicios; este punto fue excluido a petición de la Comisión Europea para proteger los intereses de España y la UE. El aeropuerto, construido en el istmo, será gestionado por una empresa conjunta con participación igualitaria de la parte española. Gibraltar deberá cumplir no solo las normas medioambientales vigentes de la Unión Europea, sino también las futuras.
El ministro de Asuntos Exteriores de España destaca que los intereses nacionales del país en materia de soberanía se mantienen intactos. Ninguna de las nuevas medidas puede ser utilizada para presentar demandas ante tribunales internacionales. Sin embargo, la oposición parlamentaria critica al gobierno por no haber recuperado el control de Gibraltar ni garantizado la transparencia de las negociaciones. En respuesta, el ministro recordó que incluso anteriores titulares de Exteriores consideraban la cuestión de la soberanía como un tema aparte, desvinculado de los acuerdos actuales.
Para que el acuerdo entre en vigor, se requiere la aprobación del Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y el Parlamento británico. Si bien en un principio se preveía que las nuevas normas empezarían a aplicarse a comienzos del próximo año, todavía no se ha anunciado una fecha exacta.





