
A comienzos de la semana, en España estalló una fuerte polémica en torno al plan de aumentar las cotizaciones sociales para los autónomos. Inicialmente, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones defendía la necesidad de subir las aportaciones para todas las categorías, argumentando que así se mejorarían las condiciones para los emprendedores. Sin embargo, hacia el final de la semana quedó claro que la propuesta había provocado una ola de indignación, no solo entre los pequeños empresarios, sino también dentro del propio gobierno.
Durante varios días, la tensión fue en aumento. Los socios de la coalición, entre ellos el partido Sumar, manifestaron abiertamente su desacuerdo con la propuesta. La iniciativa no obtuvo respaldo en el parlamento, y en la residencia del presidente del Gobierno (La Moncloa) comenzaron a darse cuenta de que la situación se estaba desbordando. La oposición aprovechó rápidamente para intensificar sus críticas al ejecutivo, mientras asociaciones empresariales como ATA movilizaban activamente a sus miembros.
La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, trató de convencer a la opinión pública sobre la necesidad de la reforma, destacando que los autónomos en España afrontan condiciones menos favorables en comparación con los trabajadores por cuenta ajena. Para ello, incluso grabó un video conjunto con un representante del bloque económico del PSOE. Sin embargo, en privado ya se estaban negociando revisiones a los puntos más polémicos de la propuesta.
Finalmente, la decisión clave fue tomada personalmente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la primera vicepresidenta, María Jesús Montero. Junto con la ministra Saiz, acordaron un nuevo enfoque: para quienes ganan menos, el aumento de las cotizaciones se aplaza; para los autónomos con mayores ingresos, el incremento será considerablemente más modesto de lo previsto inicialmente. Toda la estructura fue ajustada de urgencia y presentada para su debate a principios de la semana.
Dentro del gobierno, muchos manifestaron su descontento por la forma en que se abordó este asunto en un principio. En el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones esperaban que la discusión se mantuviera interna, pero la información se filtró rápidamente a la prensa, lo que provocó una crisis política. Además, a la iniciativa se opusieron no solo partidos de la oposición, sino también una parte significativa de la izquierda, que consideró injusto el aumento para los menos favorecidos.
Tras el anuncio oficial de la revisión de las condiciones, los representantes de los autónomos expresaron un optimismo cauteloso, aunque prometieron seguir presionando por más concesiones. Ahora los sindicatos, por el contrario, muestran preocupación porque el nuevo esquema podría generar déficit en el sistema y desigualdad entre las distintas categorías de trabajadores. El texto definitivo debe estar listo antes de fin de año; de lo contrario, en 2026 seguirán vigentes las normas anteriores.






