
Las autoridades de la Comunidad de Madrid han decidido sacrificar masivamente 450.000 gallinas en una de las mayores granjas avícolas de Valdemoro. La causa fue un brote de gripe aviar altamente patógena, que representa una amenaza mortal tanto para aves domésticas como silvestres. La operación de eliminación se prolongó durante varios días y supuso un coste para el presupuesto regional de más de 804.000 euros. Para llevar a cabo el proceso, se contrató a una empresa especializada encargada tanto del sacrificio como de la posterior desinfección del área y eliminación de los restos.
Parte de los gastos se cubrieron con fondos europeos y el apoyo del Ministerio de Agricultura. Estas medidas se tomaron para evitar la expansión del virus, que ya había sido detectado en otras zonas de Madrid, aunque en ningún otro lugar generó consecuencias de tal magnitud.
Cómo evolucionó la situación
La primera señal de alarma llegó ya en septiembre, cuando se detectaron aves silvestres infectadas en Alcobendas. Semanas después, el virus alcanzó la granja de Valdemoro, donde había cientos de miles de gallinas ponedoras. Las autoridades decretaron el cierre inmediato de la explotación y, tras confirmarse el diagnóstico, ordenaron el sacrificio total de los animales. En otros municipios de la región también se registraron casos entre aves silvestres y ornamentales, pero no fue necesario adoptar medidas tan drásticas.
A finales de octubre, el virus también fue detectado en pleno centro de Madrid: un pavo real enfermó en el parque de El Retiro. Esto obligó a las autoridades municipales a endurecer los protocolos sanitarios, imponiendo restricciones a la caza y cría de ciertas especies de aves, así como la desinfección obligatoria de vehículos y personas que visitan granjas avícolas.
Consecuencias para la región y la exportación
Este tipo de gripe aviar se caracteriza por una altísima velocidad de contagio y gran mortalidad entre las aves, llegando en algunos casos a causar la muerte en apenas un día. Sin embargo, el riesgo para las personas es mínimo y el virus no se transmite a través de carne o huevos cocidos. Aun así, el brote ya ha impactado en la economía: en verano, China prohibió la importación de aves y productos avícolas españoles, un golpe duro para los exportadores.
Hasta este año, España llevaba dos años sin registrar incidentes de este tipo en granjas industriales. Sin embargo, en marzo el virus fue detectado en un halcón y en julio en una granja de pavos. Estos casos demostraron que la amenaza sigue presente y requieren un control constante y preparación para medidas de emergencia.
¿Qué viene ahora?
Las autoridades continúan monitorizando la situación y endureciendo las exigencias sanitarias para todas las explotaciones avícolas de la región. Los agricultores están obligados a cumplir estrictas normas de bioseguridad para evitar nuevos brotes. En los próximos días se prevé una revisión de los acuerdos de exportación y la posible implementación de controles más estrictos en las fronteras.






