
En pleno centro de Santa Cruz de Tenerife, en una tranquila calle peatonal, ha reabierto sus puertas un singular monumento arquitectónico: el templo masónico, que durante años permaneció en abandono. Su fachada, con imponentes columnas que evocan palmeras y el enigmático ojo que todo lo ve, destaca de inmediato entre los edificios de la ciudad. Los cuatro esfinges a la entrada, que en su día perdieron la nariz, parecen custodiar el acceso a un mundo de símbolos y secretos.
Construido a principios del siglo XX, este templo se convirtió en punto de encuentro y debate para una de las logias masónicas más influyentes de Canarias. Aquí se reunían tanto vecinos de la isla como militares procedentes de Cataluña y Mallorca, quienes estuvieron en el origen de la logia. Durante décadas, el edificio fue un referente del pensamiento libre y de debates filosóficos, hasta que llegaron los duros tiempos de la Guerra Civil y la posterior dictadura.
Pruebas históricas y renacimiento
Con la llegada del régimen de Franco, el templo fue confiscado y sus archivos requisados. La masonería fue prohibida y el edificio se destinó a usos militares, sirviendo incluso como farmacia castrense. A pesar de todo, gracias a estas nuevas funciones el inmueble se conservó, aunque fue deteriorándose y perdió su antiguo esplendor. No fue hasta comienzos del siglo XXI cuando el ayuntamiento adquirió la propiedad y la reconoció como bien cultural, aunque durante mucho tiempo el futuro del templo permaneció incierto.
En 2022 comenzó una amplia restauración para la que se destinaron más de tres millones de euros. Las obras se prolongaron casi dos años y ahora el templo renovado vuelve a abrir sus puertas al público. Las autoridades destacan que es el único templo masón conservado en el país, y que sus detalles arquitectónicos y simbología lo hacen único no solo en España, sino también en el mundo.
La masonería en Canarias: tradiciones y prohibiciones
Las tradiciones masónicas en el archipiélago se remontan al siglo XVIII, cuando barcos provenientes de Francia y Reino Unido recalaban frecuentemente en las islas. A pesar de la oposición de la iglesia y las autoridades, se fueron fundando logias en diferentes islas, y a principios del siglo XX incluso se creó una Gran Logia Canaria propia. Sin embargo, con el estallido de la guerra civil y la instauración de la dictadura, la actividad masónica fue completamente prohibida y sus bienes, confiscados.
Hoy el templo en Santa Cruz de Tenerife no solo recuerda las páginas más dramáticas de la historia, sino que también se convierte en un nuevo centro cultural. Aquí se organizan visitas, exposiciones y eventos temáticos dedicados a la masonería y su papel en la historia de España. Las autoridades locales negocian la recuperación de documentos históricos y artefactos para ampliar la exposición del museo y hacerla aún más atractiva para investigadores y turistas.
Una nueva vida para un monumento histórico
Ahora el edificio no solo es un lugar de memoria, sino también un espacio para el diálogo y el intercambio de ideas. Entre sus muros vuelven a escucharse voces y se debaten cuestiones de libertad, democracia y justicia histórica. Para los habitantes y visitantes de Tenerife, es una oportunidad de acercarse a una parte poco conocida pero importante del legado español; para la ciudad, es una ocasión de fortalecer su reputación como centro de turismo cultural.






