
En Andalucía, se ha desatado una nueva polémica en torno al sistema de salud después de que el senador del Partido Popular (PP), Carmelo Romero, quedara en el centro del foco público. Sus recientes declaraciones en televisión local provocaron una oleada de indignación entre el personal sanitario y los sindicatos. El político acusó a los médicos y a los responsables de no informar a más de dos mil mujeres sobre la necesidad de someterse a un cribado, y sugirió que deberían dimitir.
La reacción no tardó en llegar. Representantes de asociaciones médicas y sindicatos condenaron enérgicamente tales acusaciones, subrayando que la responsabilidad por los fallos en el sistema recae en la dirección regional, y no en los profesionales de a pie. Médicos y compañeros insistieron en que precisamente las decisiones políticas y los errores de gestión han sido la causa de los problemas en la realización de mamografías.
Ante la creciente presión, el senador grabó un vídeo en el que expresó su pesar por sus palabras. Aunque la comunidad profesional aceptó sus disculpas, el escándalo dejó huella. Las autoridades autonómicas también se desmarcaron de la postura del senador: el consejero de Salud de Andalucía, Antonio Sanz, mostró su apoyo público a los sanitarios y rechazó las acusaciones dirigidas contra ellos.
Cambios en el personal y esfuerzos por recuperar la confianza
Tras una intensa polémica, se han producido cambios en la plantilla del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. El director del centro, que estaba al frente cuando surgieron los problemas con las mamografías, ha sido relevado de su cargo. En su lugar asume Silvia Pozo, reconocida por su labor en la asociación AMAMA, que defiende los derechos de las mujeres afectadas por retrasos en el diagnóstico de cáncer de mama.
Las autoridades consideran este cambio como un intento de abrir el diálogo con las personas afectadas y de mostrar su disposición a realizar cambios reales. El nuevo nombramiento busca reforzar la confianza en el sistema sanitario y evidenciar que los problemas no se encubren, sino que se abordan desde la gestión.
Consecuencias políticas y reacción social
El escándalo generado por las declaraciones del senador ha abierto el debate sobre una cuestión más amplia: la relación entre los políticos y el sector sanitario. En Andalucía, han aumentado las discusiones sobre cómo las críticas hacia las autoridades pueden usarse para presionar a los médicos, y dónde está el límite entre la responsabilidad política y la ética profesional.
Como consecuencia del incidente, el Partido Popular se ha visto obligado a revisar su estrategia de comunicación sobre temas de sanidad. La opinión pública se ha puesto del lado del personal médico, y las autoridades han tenido que reaccionar con rapidez ante las críticas para no perder la confianza de la ciudadanía.






