
La presentadora de televisión Mónica Hoyos no oculta sus sentimientos cuando habla de su única hija, Luna. La joven, de 21 años, fruto de su relación con Carlos Lozano, actualmente vive y estudia lejos de España, pero, según su madre, su corazón pertenece para siempre a su país. Recientemente, durante una gala de la Fundación Pequeño Deseo, Mónica compartió con orgullo los logros de su hija, quien avanza con paso firme hacia una carrera en la gran política.
Luna recibe una educación prestigiosa en la Universidad de Bath, en Inglaterra, donde desde 2022 estudia Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Su trayectoria académica no se limita al Reino Unido: también ha cursado estudios en Sofía y Bruselas, absorbiendo experiencia europea. El culmen de su formación ha sido una pasantía de casi un año en el epicentro de la burocracia europea: la Comisión Europea en Bruselas. Mónica destaca que todos los conocimientos y contactos que Luna adquiere en el extranjero tiene la intención de ponerlos al servicio de España.
Según la presentadora, el deseo de su hija de cambiar el mundo no es simple idealismo juvenil, sino una vocación profunda y consciente. Luna siente una verdadera pasión por aportar al desarrollo de la sociedad, y su motivación no nace del interés personal, sino de un deseo genuino de ayudar. Mónica está convencida de que son precisamente estos jóvenes, con pensamiento no convencional y una actitud activa ante la vida, quienes pueden impulsar el progreso. Cree que ha inculcado en su hija los valores y principios correctos, que hoy forman la base sólida de su personalidad.
A pesar de mantener una excelente relación con sus padres, Luna eligió conscientemente mantenerse alejada de la vida pública. Se siente ajena al mundo de la televisión y las crónicas sociales en el que viven su madre y su padre. Ha confesado que la atención excesiva hacia su persona le resulta incómoda en ocasiones. Sin embargo, con cierto humor, suele decir que heredó lo mejor de ambos progenitores: de su madre, el encanto y las ganas de vivir; de su padre, la sabiduría y una visión realista de la vida. Luna considera que es una afortunada combinación de ambas influencias.
La separación de su hija no es fácil para Mónica, pero habla de su futuro con entusiasmo. La presentadora está convencida de que Luna se convertirá en una profesional destacada y espera con ilusión el momento en que su hija se haga notar en el ámbito político. Según su madre, Luna tiene todo lo necesario para lograrlo: una mente aguda, excelentes dotes de oratoria e ideas brillantes.






