
En la sociedad española contemporánea, se presta cada vez más atención a la salud mental y a las formas de alcanzar el equilibrio interior. Uno de los temas más debatidos es la noción del perdón como herramienta de autoayuda, respaldada por la psicología. No se trata de reconciliarse con quien ofendió, sino de tomar la decisión consciente de liberarse de emociones negativas por el propio bienestar.
Esta filosofía plantea que, al enfrentarse a una ofensa, la persona puede perdonar en silencio, decidiendo no retomar nunca más el contacto. Este enfoque no tiene nada que ver con la ira o el resentimiento oculto. Al contrario, es un acto de autocuidado que permite dejar atrás lo que causa dolor y no abrir la puerta a nuevos sufrimientos. Perdonar en este contexto no significa olvidar, sino elegir la propia tranquilidad mental.
Esta idea es afín a los principios del estoicismo y cuenta con el respaldo de especialistas españoles. La psicóloga Montse Marsà de Mundopsicologos.com explica que saber perdonar es, ante todo, trabajar con las propias emociones y tomar la decisión consciente de soltarlas para encontrar paz y ser más feliz. La experta subraya la diferencia fundamental entre perdonar y olvidar.
Según Marsa, muchas personas confunden erróneamente estos conceptos. «Perdonar significa regalarse a uno mismo libertad y amor. Si olvidáramos las ofensas, no aprenderíamos de ellas y no podríamos protegernos de sufrir el mismo dolor en el futuro», señala. Así, el perdón no es una negación de lo sucedido, sino una manera de reinterpretar la experiencia, aprender de ella y dejar de cargar con el peso de las emociones negativas.
Negarse a perdonar, por su parte, encierra a la persona en una trampa de sufrimiento constante. La psicóloga advierte que el odio, la ira y el resentimiento, al acumularse en el interior, pueden afectar negativamente todos los ámbitos de la vida. Esto a menudo provoca problemas para dormir, disminución de la concentración, desarrollo de inseguridad y desconfianza hacia los demás. Lo que inicialmente parece una reacción de defensa, con el tiempo se convierte en cadenas que impiden vivir una vida plena y libre.
Cuando una persona logra perdonar de verdad, ocurren cambios internos profundos. «Nos sentimos libres, fuertes, seguros de nosotros mismos y empezamos a disfrutar del presente», afirma Marsa. El perdón brinda ligereza, protege de vivir situaciones dolorosas similares en el futuro y fomenta un sentimiento de gratitud. La especialista añade que este proceso es bidireccional: al perdonar a otros, aprendemos también a perdonarnos a nosotros mismos.
A pesar de que puede parecer complicado, el perdón es una habilidad que se puede aprender. Montse Marsà propone un plan de acción paso a paso. Todo comienza con el deseo de liberarse del dolor. Luego sigue la etapa de reconocer y aceptar las propias emociones — ira, frustración, sensación de injusticia. Es importante no reprimirlas. El tercer paso es asumir la responsabilidad por el propio estado, comprendiendo que solo la persona puede brindarse a sí misma la libertad. La etapa final es aceptar la situación y perdonar, lo que permite dejar atrás el sufrimiento. La psicóloga recuerda que perdonar no significa necesariamente mantener una relación con quien causó el daño. Ante todo, es un mecanismo de autoprotección.
A veces, las heridas emocionales son tan profundas que no es posible gestionarlas por uno mismo. Si el sentimiento de ira y rencor desborda y resulta incontrolable, la experta recomienda buscar ayuda psicológica profesional. La terapia puede convertirse en un apoyo fiable en el camino hacia la sanación y proporcionar herramientas efectivas para liberarse del sufrimiento.





