
Galicia es famosa por sus pazos, antiguas residencias señoriales que durante siglos fueron centros de la vida cultural y social de la región. Construidas principalmente entre los siglos XVII y XIX, estas fincas servían como residencias de la nobleza y desempeñaron un papel clave en la economía. Hoy en día, muchas de ellas están abiertas al público y ofrecen la oportunidad de sumergirse en la historia gallega. Aunque tradicionalmente el Pazo de Oca es el más conocido, en los últimos años otro pazo, igualmente destacado, se ha convertido en el favorito de los turistas.
Se trata del Pazo do Faramello, situado en la comarca de Sar, entre las localidades de Padrón y Santiago de Compostela. Esta mansión de estilo barroco fue fundada en 1710 por el aristócrata genovés Bartolomé Piombino Farcinetti. Su singularidad radica en su origen industrial: aquí se estableció la Real Fábrica de Papel, la primera en Galicia. La empresa contaba con el derecho exclusivo de la corona para imprimir documentos oficiales, lo que le otorgaba un estatus especial.
Además de su historia industrial, el Pazo do Faramello destaca por su rico patrimonio natural y cultural. La finca abarca casi 40 hectáreas, donde se extienden jardines franceses del siglo XIX, viñedos, árboles frutales y antiguos molinos. También alberga las ruinas de un castro celta conocido como castro de la Reina Lupa. La propiedad está incluida en la prestigiosa Ruta Europea de Jardines Históricos, el mayor reconocimiento continental para conjuntos paisajísticos.
La finca fue testigo de importantes acontecimientos históricos. En 1808, sus muros presenciaron la resistencia contra las tropas napoleónicas y, tiempo después, aquí se imprimieron algunos de los primeros panfletos en gallego desde la Edad Media. La propiedad también sirvió como residencia de verano para el rey Alfonso XIII y el infante Ludwig de Baviera. Su relevancia cultural fue resaltada en las obras de destacados escritores como Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán y Camilo José Cela.
En el recinto de Pazo do Faramello se conserva una capilla barroca, consagrada en 1727. Su altar principal es obra del escultor José Gambino, maestro que también trabajó en la catedral de Santiago. Actualmente, la finca está abierta al público y se ofrecen visitas guiadas diarias para pequeños grupos, que duran aproximadamente una hora y media. Los visitantes pueden recorrer los interiores, pasear por los jardines y conocer el “Jardín de la Memoria”, dedicado a las víctimas del accidente ferroviario de Angrois.





