
Figura destacada en la escena artística española
A comienzos de 2025, la comunidad cultural española quedó conmocionada por la noticia del fallecimiento de Amaia Arrazola, reconocida artista e ilustradora. Su vida estuvo ligada a diversas ciudades: desde Vitoria, donde nació, hasta Madrid y Barcelona, lugares en los que forjó su estilo creativo. Arrazola empezó a dibujar en la infancia, aunque se alejó temporalmente debido a prejuicios. Más tarde, se formó en publicidad en Madrid y luego se trasladó a Barcelona para continuar sus estudios en diseño. Allí encontró su verdadera vocación y decidió quedarse, pese a que inicialmente planeaba regresar.
Murales, libros y talleres: un legado cultural
Las obras de Amaia Arrazola se pueden encontrar no solo en España, sino también en el extranjero — en Japón, Francia, Italia, Rumanía y Marruecos. Sus murales decoran las calles de Madrid, Pamplona, el barrio de Gràcia en Barcelona, así como colegios y centros culturales. Arrazola participó activamente en festivales internacionales de arte urbano, donde su estilo — espontáneo, lleno de color y emociones — no pasaba desapercibido. Además de su trabajo en el espacio público, creó libros tanto para niños como para adultos, incluyendo diarios ilustrados y proyectos centrados en la maternidad y la adaptación a nuevos retos vitales. Sus talleres y encuentros creativos gozaban de gran popularidad entre niños y artistas emergentes.
Amistad, inspiración y valores familiares
En el ámbito profesional, Amaia Arrazola no solo era valorada por su talento, sino también por su capacidad para unir a las personas. Sus colegas destacaban su energía, generosidad y habilidad para apoyar en los momentos difíciles. En su círculo de amigos, era una fuente constante de ideas e inspiración, siempre dispuesta a embarcarse en nuevos proyectos y colaboraciones. La familia ocupaba un lugar especial en su vida: junto a su pareja, Txemy Basualto, crearon un hogar acogedor donde cada objeto tenía su propia historia. Para su hija Ane, Arrazola diseñó un espacio especial, y en la escuela Pau Casals de Barcelona quedó su mural y un aula que lleva su nombre.
Legado y memoria
El legado creativo de Amaia Arrazola abarca decenas de murales, libros dedicados a los viajes y a la cultura japonesa, así como proyectos para los más pequeños. Sus obras pueden encontrarse en librerías, festivales y colecciones privadas. Tras su partida, numerosos artistas, editores y admiradores del arte expresaron sus condolencias y compartieron recuerdos sobre proyectos compartidos. En las redes sociales, se multiplicaron las publicaciones con fotos de sus creaciones y mensajes de cariño hacia la artista. Para muchos, su arte se ha convertido en símbolo de vitalidad y apertura al mundo.
Hoy, Amaia Arrazola permanece en la memoria como una persona capaz de unir el arte, la amistad y los valores familiares, dejando una huella imborrable en la cultura española.






