
Ha pasado un año desde que una potente DANA azotó Benetússer y sus alrededores, dejando a su paso destrucción y profundas huellas en la memoria de los vecinos. Los recuerdos de aquella noche aún perturban a muchos de quienes vivieron el epicentro del temporal. Las personas que sobrevivieron a la inundación relatan su miedo, las pérdidas sufridas y cómo han tenido que reconstruir sus vidas desde cero.
Carmen Perpinyá, de 85 años, todavía no logra dormir en paz cada vez que la lluvia golpea contra la ventana. Aquella noche el agua irrumpió en su casa arrasando con todo a su paso. Junto a su marido, que ya tiene 90, intentaron sujetarse a los muebles y a los árboles hasta que el nivel del agua empezó a bajar. Los equipos de rescate y vecinos solidarios acudieron en su ayuda, pero Carmen sufrió una grave lesión en la pierna y luchó largo tiempo por su vida. Ahora sueña con volver a su hogar para pasar allí el resto de sus días.
En la vecina Paiporta, Higinio Murcia, junto a su esposa y su nieta, se refugiaron en el tejado de su casa para escapar del agua. Todos sus muebles quedaron destruidos y la reconstrucción de la vivienda se prolongó durante meses. Nunca recibieron ayuda estatal, pero el apoyo de la gente y de algunas figuras conocidas permitió a la familia comenzar las obras de reparación.
Pérdidas imposibles de olvidar
En Sot de Chera, la tragedia fue aún más devastadora. Ana María Coll perdió aquella noche a su marido y a su hijo pequeño cuando su casa se derrumbó bajo la fuerza del agua. Ella y su hija lograron sobrevivir milagrosamente, atrapadas entre los escombros. Ha pasado un año, pero el dolor no ha disminuido — la mujer sigue en rehabilitación psicológica y exige que las autoridades mejoren los sistemas de alerta para que algo así no vuelva a ocurrir.
Muchos vecinos aún no han podido volver a la vida normal. Las marcas del agua siguen en las paredes de las casas y en las calles abundan los recuerdos del horror vivido. Cada lluvia genera ansiedad y el temor de que la tragedia pueda repetirse.
La vida tras la catástrofe: nuevos desafíos
Las consecuencias psicológicas de la inundación se sienten en todas las zonas afectadas. La población teme por su futuro, sin saber si podrán reconstruir sus viviendas y recuperar la tranquilidad perdida. Las comunidades se han unido para apoyarse mutuamente, pero muchos aún esperan justicia y ayuda de las autoridades.
Un año después, los vecinos de Benetússer, Paiporta y Sot de Chera siguen luchando por sus hogares y su dignidad. Sus historias son un recordatorio de la fragilidad de la vida humana y de la importancia de no olvidar a quienes han quedado al límite de la supervivencia por culpa de la naturaleza.






