
En los círculos médicos de España, la ozonoterapia es un tema cada vez más debatido como método alternativo de tratamiento basado en el uso de gas ozono. Esta terapia, que podría parecer salida de la ciencia ficción, está encontrando aplicaciones prácticas en el abordaje de una amplia gama de enfermedades, desde dolores crónicos hasta infecciones persistentes. El método consiste en utilizar ozono médico, una forma especial de oxígeno (O3), para estimular los recursos internos del organismo, mejorar la oxigenación de los tejidos y reducir los procesos inflamatorios.
El efecto terapéutico del ozono se debe a sus propiedades únicas. Cuando se emplea correctamente, actúa como un potente agente antimicrobiano y antiinflamatorio. Además, el ozono favorece la mejora de la circulación sanguínea y activa el sistema antioxidante del organismo, ayudando a combatir el estrés oxidativo. Los especialistas destacan que, aunque algunos aspectos de la ozonoterapia requieren estudios más profundos, su potencial como tratamiento complementario ya ha sido reconocido en muchas áreas de la medicina.
El espectro de aplicaciones de la ozonoterapia es bastante amplio. Se utiliza tanto como método independiente como complementario en el tratamiento de diversas patologías. Por ejemplo, en enfermedades del aparato locomotor, como la artrosis, la artritis o las hernias de discos intervertebrales, el ozono ayuda a reducir el dolor y la inflamación. Este método ha demostrado eficacia en la lucha contra infecciones crónicas, incluyendo el herpes zóster y las enfermedades respiratorias, gracias a la estimulación del sistema inmunológico. También se emplea para tratar problemas vasculares, como la cicatrización de heridas crónicas, pie diabético y úlceras tróficas, donde la mejora de la oxigenación de los tejidos desempeña un papel clave. Existen datos sobre el efecto positivo de la ozonoterapia en algunas enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la fibromialgia o la artritis reumatoide.
La vía de administración del ozono en el organismo depende de la enfermedad específica. Puede consistir en inyecciones directas en el tejido muscular o las articulaciones para aliviar el dolor localizado. Es común la autohemoterapia (autohemoterapia), en la que se extrae al paciente una pequeña cantidad de sangre, se mezcla con ozono y se reinfunde por vía intravenosa para un refuerzo general del sistema inmunológico. Para tratar enfermedades intestinales o con fines de desintoxicación, se utiliza la administración rectal del gas. En caso de problemas cutáneos, como úlceras, la zona afectada se coloca en una bolsa plástica especial llena de ozono.
A pesar de su creciente popularidad, la ozonoterapia requiere un enfoque estrictamente profesional. Los procedimientos deben ser realizados exclusivamente por médicos cualificados en clínicas especialmente equipadas. Aunque los efectos secundarios son poco frecuentes, aún pueden presentarse. Generalmente se trata de un dolor leve o hinchazón en el lugar de la aplicación, que desaparecen rápidamente. En raras ocasiones pueden darse reacciones alérgicas. Los pacientes con diabetes deben tener en cuenta que el procedimiento puede afectar los niveles de glucosa en sangre.
Existen también varias contraindicaciones estrictas. La ozonoterapia está prohibida durante el embarazo, en casos de favismo (enfermedad genética), hipertiroidismo, trastornos graves de la coagulación sanguínea, así como en estado de intoxicación alcohólica aguda o inmediatamente después de un infarto. Es importante saber que para los deportistas profesionales este método puede ser considerado como dopaje. El curso del tratamiento se determina de manera individual: en algunos casos bastan tres sesiones, en otros, como en el tratamiento de úlceras, la terapia continúa hasta la completa cicatrización.





