
La sombra de la tragedia ocurrida en los Alpes austriacos en 2012 sigue presente, aunque de manera invisible, en la vida de la familia real neerlandesa. La muerte del príncipe Friso, hermano del actual monarca Guillermo Alejandro, a causa de una avalancha fue un golpe devastador para su esposa, la princesa Mabel, y sus dos hijas. Este acontecimiento cambió radicalmente su destino, alejándola de las obligaciones formales en la corte, aunque mantuvo su título y una cálida relación con su cuñada, la reina Máxima.
Hoy, con 57 años, Mabel reside de forma permanente en Londres junto a sus hijas, las condesas Luana y Zaria. Lejos del estricto protocolo real, ha logrado forjar una impresionante carrera como mujer de negocios. Su instinto financiero y su capacidad empresarial le han permitido, recientemente, ingresar en la lista de las cien personas más ricas de los Países Bajos, una prueba evidente de su talento en el mundo empresarial.
El camino hacia la cima financiera para la princesa fue una verdadera montaña rusa. Tras un periodo en el que su capital disminuyó notablemente, el 2025 marcó para ella un regreso triunfal. Inversiones acertadas en el sector tecnológico impulsaron de manera vertiginosa el crecimiento de su patrimonio. Este éxito la sitúa al nivel de la élite europea y la convierte en más rica que la mayoría de los miembros de las casas reales. Solo los monarcas en ejercicio, como el príncipe Alberto II de Mónaco, Hans-Adam II de Liechtenstein y el gran duque Enrique de Luxemburgo, poseen fortunas mayores.
Los últimos informes financieros revelan que el patrimonio de la princesa Mabel ha experimentado el mayor crecimiento entre toda la élite holandesa durante el último año, aumentando un impresionante 26%. Actualmente, sus activos personales se estiman en 575 millones de euros, lo que la sitúa en el puesto 96 del ranking nacional de los ciudadanos más ricos. Este resultado es especialmente notable si se tiene en cuenta que en 2021 su fortuna alcanzó un máximo de 850 millones, para luego sufrir pérdidas considerables debido a la inestabilidad del mercado.
La base de esta enorme fortuna fue sentada por su difunto esposo. El príncipe Friso demostró en su momento una visión extraordinaria al invertir millones en Adyen, una empresa especializada en sistemas de pago digital. Tras la exitosa salida a bolsa de Adyen en 2018, el valor de sus acciones se disparó. La princesa Mabel tomó la decisión estratégica de vender una parte significativa de su paquete accionarial, aunque mantuvo una participación que ahora le genera enormes dividendos gracias al continuo aumento de las cotizaciones.
Aunque el éxito personal de Mabel es impresionante, la dinastía Orange-Nassau en su conjunto ocupa el octavo lugar entre las familias más ricas del país, con una fortuna estimada en 1.500 millones de euros. Para ponerlo en perspectiva, el salario anual del rey Willem-Alexander es de 1,2 millones de euros, y la reina Máxima recibe medio millón, y ambas sumas están exentas de impuestos. Sin embargo, incluso su riqueza combinada palidece frente al patrimonio de la familia más acaudalada de los Países Bajos, los Brenninkmeijer (propietarios de la cadena C&A), cuyos activos están valorados en 22.000 millones de euros.





