В Испании с наступлением тёплой погоды активизировались гусеницы походного шелкопряда (Thaumetopoea Pityocampa). Обычно они появляются в начале весны, но нетипичные в этом году погодные условия ускорили этот процесс. Личинки походного шелкопряда откладываются в гнезда, напоминающие сладкую вату. Они крепятся к соснам, а затем падают на землю, где происходит трансформация. Наибольший риск встретить гусениц — в сосновом лесу и в любом месте, где растут сосны: городских парках, садах, вдоль дорог.
Специалисты напоминают, что эти гусеницы ядовиты. Они особенно опасны для детей и домашних животных. Контакт с ними может спровоцировать дерматит и аллергическую реакцию. Дети часто трогают ярких гусениц из любопытства. А собаки иногда съедают их. Если это произошло, питомца нужно срочно отвезти к ветеринару, иначе возможен летальных исход.
Гусеницы уже замечены в Аликанте, Мадриде, Сарагосе.
Según informa el colectivo, esta especie, propia de las zonas abiertas y esteparias cubiertas de vegetación herbácea del Mediterráneo Occidental, destaca por sus llamativos nidos, parecidos a grandes telarañas, que se forman con la seda que tejen las orugas recién eclosionadas. Tras la permanencia temporal en dichos «nidos» las orugas empiezan a dispersarse y de forma aislada se alimentan de las plantas herbáceas que encuentran en su camino.
A diferencia de las orugas de procesionaria, que se desplazan en líneas, en contacto unas con otras (de ahí su nombre), en esta especie la dispersión es de forma anárquica, y aunque lo hagan en grupos las orugas están dispersas, sin conexión entre ellas.
Esta emergencia masiva es normal en inviernos secos con pocas lluvias, ya que las lluvias intensas rompen las «telas de araña» y minimizan la salida de las orugas. La dispersión ocurre todos los años coincidiendo con la subida de temperaturas de finales de invierno (enero), y es frecuente la alternancia de años en los que hay mayor abundancia de larvas (orugas) con años de menor abundancia y por tanto de dispersión más discreta.
Llegan a poner 400 huevos
A mediados de marzo las orugas se entierran y forman un capullo; de esta forma permanecen durante la primavera y el verano, hasta la llegada del otoño, momento en que salen los adultos, de los capullos, para reproducirse e iniciar el ciclo. Los machos, buenos voladores, son de coloración vistosa, y son atraídos por las feromonas que emiten las hembras por la noche. Ellas son ápteras (no tienen alas y no pueden volar) y pueden llegar a poner 400 huevos.
Las orugas suelen dispersarse hasta 300 metros, lo que implica que no se alejan demasiado y por este motivo el año que viene -y los sucesivos años- «volveremos a verlas, exactamente en los mismos llanos del Hipercor», a punta la Sociedad de Historia Natural de Córdoba.
A pesar del parecido con las orugas de la procesionaria del pino, las «pelúas» no suponen ningún peligro para las personas ni para las mascotas. Por otro lado, son especies polífagas que se alimentan de cualquier vegetal, generalmente hierbas, pero si existen en las inmediaciones huertos y plantaciones (por ejemplo de vides) pueden llegar a causar daños.