Текст: Юрий Когалов / В самом начале пандемии коронавируса в трех городах Валенсии, в каждой из трех провинций этого испанского региона, по решению властей автономии были построены полевые госпитали. Их расположили рядом с действующими больницами, чтобы увеличить количество коек, на которых можно было бы разместить заболевших. Однако за более чем полтора года ни один их этих госпиталей так и не пригодился.
Лишь в одном из них, расположенном в городе Валенсия, в декабре прошлого года попытались разместить несколько пациентов, но их тут же перевели в основное здание больницы, поскольку в палатках было слишком холодно и шумно. В двух других городах (Аликанте и Кастельон) они использовались лишь в качестве пунктов для вакцинации. В конце 2021 года все три полевых госпиталя уже хотели разобрать, однако шестая волна коронавируса притормозила эти планы. Но несмотря на резкий рост числа заболевших в Испании, госпитализация потребовалась немногим, обычные больницы вполне справляются, и полевые госпитали в Валенсии так и остались стоять пустыми.
Таким образом, напрасно были потрачены 16 миллионов евро. Как выяснили местные СМИ, изначально предполагалось, что обустройство трех полевых госпиталей обойдется в 8 миллионов, но в итоге сумма выросла в два раза. Теперь придется потратить еще миллион на то, чтобы разобрать палатки и найти место для их хранения. На это отводится два месяца.
Кстати, власти города Валенсия готовы выписать главе региона и его советнику по вопросам здравоохранения (министру) штраф в 30 тысяч евро, если они не уберут полевой госпиталь за этот срок. Как утверждается, когда его разбивали, были нарушены правила городского планирования, перед началом работ необходимо было получить разрешение у местных служб, а этого не произошло. Региональное министерство здравоохранения в ответ заявило, что это временный объект, и его нельзя рассматривать как здание на общих основаниях. В городе же полагают, что нельзя было занимать площадь в 2 тысячи квадратных метров без соответствующего разрешения, даже если это больница.
Возможно, в Валенсии не были бы столь категоричны, если бы полевой госпиталь пригодился. Но поскольку он простоял пустым, местные политики, представляющие Народную партию, хотят продемонстрировать бессмысленность действий социалистов, стоящих во главе региона (противостояние двух партий продолжается уже более 30 лет на всех возможных уровнях). В связи с этим консерваторы потребовали, чтобы глава правительства Валенсии Симо Пуиг выплатил тот самый штраф из собственного кармана.
El hospital de campaña instalado junto al complejo sanitario La Fe de Valencia no ha dejado de sumar polémicas desde que se levantara en mayo de 2020. Fue la opción elegida por la Generalitat Valenciana para ampliar la capacidad hospitalaria durante la primera ola del Covid-19, pero no ha tenido ese uso y, según ha resuelto el Ayuntamiento de Valencia, su instalación se hizo de forma ilegal, sin la licencia necesaria.
Ximo Puig anunció que la Comunidad Valenciana reforzaría su capacidad asistencial con la instalación de tres hospitales de campaña con capacidad para 1.100 camas, que se ubicarían junto a los principales hospitales de referencia de cada provincia: La Fe, el General de Alicante y el de Castellón. Fue la opción elegida frente a otras como la de Madrid, que optó por el efímero Isabel Zendal en Ifema. El Consell esgrimió entonces que se trataba de instalaciones reutilizables y primó la cercanía con los centros de referencia. Su coste estaba previsto que fuera de ocho millones de euros, pero acabaron siendo de 16 millones, que se contrataron por la vía de urgencia y con pagos anticipados al margen de la legalidad, según la Sindicatura de Comptes. A esa cantidad hay que sumar un millón de euros más de la encomienda hecha ya para su desmontaje y almacenamiento.
Ninguno de los tres hospitales ha alojado enfermos en ninguna ola de la pandemia. Hubo un intento en Valencia en diciembre de 2021, pero las quejas de los 26 enfermos allí ubicados, tanto por el frío como por el ruido provocado por un temporal de aire, obligó a Sanidad a reubicarlos. Desde entonces, ni siquiera se ha usado como espacio para la vacunación masiva, algo que sí ha ocurrido en Alicante y, durante algunos meses, también en Castellón.
Sanidad anunció que las tres instalaciones estarían desmanteladas el 31 de diciembre, pero se mantuvieron en pie por la aparición de Ómicron. Ahora, al menos en el caso de Valencia, las grandes carpas tendrán que desaparecer en dos meses o el Gobierno valenciano tendrá que hacer frente a una multa de 30.000 euros.
Así lo ha ordenado el Ayuntamiento de Valencia, que tras denuncia del Partido Popular en el Ayuntamiento, ha resuelto que la Conselleria de Sanidad tiene que proceder «a la demolición de las obras realizadas» y restaurar «la ordenación urbanística vulnerada». Es más, anuncia que ejercitará la «ejecución subsidiaria», es decir, el desmantelamiento con cargo al departamento que dirige Ana Barceló.
Según la notificación del servicio de Licencias Urbanísticas, el hospital abrió sin que se hubiera solicitado «el correspondiente instrumento de intervención ambiental ni la autorización administrativa para la ejecución de las obras».
En sus alegaciones, formuladas el 12 de enero de 2022, la Conselleria esgrimió que se trataba de «una instalación logística de carácter temporal de apoyo sanitario y con un carácter meramente provisional», así que dadas sus características no podía ser considerada «como una edificación». Además, según la recomendación de la autoridad sanitaria, «se requiere por prudencia que durante el mes de enero se mantengan las instalaciones», que se desmontarían durante el mes de febrero.
Pese a estos argumentos, el Ayuntamiento contesta que, provisional o no, era preceptiva la licencia para una superficie construida de más de 2.000 metros cuadrados, y el hospital lo era. Por tanto, o la obra se legaliza, algo que Sanidad no ha hecho, o deberá ser «demolida» en el plazo de dos meses o se enfrentará a una sanción que puede alcanzar los 30.000 euros.
«Este informe confirma el despropósito de los hospitales de campaña del Botànic», señaló la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia y en las Cortes valencianas, María José Catalá. «Puig debería de dar explicaciones a todos los valencianos por el dineral que nos va a costar a todos pagar la chapuza del hospital de campaña instalado en la nueva Fe. Se han gastado millones de euros en unas carpas que salieron volando el primer día, que se abrieron sin licencia y sin bocas de incendio, y que no han servido para prácticamente nada y ahora la Generalitat se enfrenta a una posible multa. Debería ser el señor Puig y la señora Barceló quien paguen la multa de su propio bolsillo porque la chapuza del hospital de campaña es responsabilidad suya», explicó.